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Irán ofrece "apoyo total" a Venezuela tras la intercepción de los buques petroleros

En una comunicación oficial entre los cancilleres Yván Gil y Abás Araqchi, la República Islámica ratificó su alianza estratégica con el gobierno de Nicolás Maduro. Caracas califica las acciones de Washington como "piratería internacional", mientras el mercado energético observa con atención la escalada en las rutas de navegación.

Nicolás Maduro
Nicolás Maduro

21 Diciembre de 2025 11.32

El tablero geopolítico en el Caribe vuelve a tensarse tras la confirmación de una nueva alianza de resistencia entre Caracas y Teherán. El gobierno de Venezuela anunció oficialmente que la República Islámica de Irán ha ofrecido su respaldo incondicional frente a lo que el Palacio de Miraflores denomina el "robo de buques cargados de petróleo" por parte de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos.

Esta reacción surge inmediatamente después de la intercepción de un segundo tanquero que transportaba crudo venezolano, una maniobra que Washington justifica bajo el marco de las sanciones internacionales vigentes, pero que para el gobierno de Nicolás Maduro representa una violación directa a la soberanía y al libre comercio.

Un diálogo de "solidaridad plena"

La noticia se dio a conocer tras una conversación telefónica entre el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yván Gil, y su homólogo iraní, Abás Araqchi. Según el reporte emitido por la cancillería venezolana, el contacto sirvió para consolidar una postura común frente a las presiones de la Casa Blanca.

Gil fue tajante al describir la situación en sus canales oficiales: "Venezuela recibió una muestra plena de solidaridad del gobierno de la República Islámica de Irán ante la piratería y el terrorismo internacional que Estados Unidos busca imponer mediante la fuerza militar". El canciller detalló que la conversación se centró en los "recientes acontecimientos en el Caribe", haciendo especial hincapié en las amenazas y actos de incautación que han afectado la logística exportadora del país sudamericano.

Por su parte, el ministro iraní Abás Araqchi optó por un tono más diplomático pero igualmente firme. En un comunicado emitido desde Teherán, la cancillería persa subrayó la "determinación de los dirigentes de ambos países para consolidar y desarrollar sus relaciones estratégicas", aunque no especificó medidas operativas o militares concretas para escoltar los cargamentos de crudo.

Irán: El aliado clave en la resistencia energética

La relación entre Irán y Venezuela se ha transformado, en la última década, en uno de los ejes más desafiantes para la política exterior estadounidense en el hemisferio occidental. Ambos países, miembros fundadores de la OPEP y sujetos a severas sanciones económicas por parte de Washington, han establecido una red de intercambio que incluye desde combustible y diluyentes hasta asistencia técnica para las refinerías venezolanas.

Para Nicolás Maduro, el apoyo de Irán no es solo simbólico. Teherán ha demostrado en el pasado su disposición a desafiar los bloqueos navales, enviando flotillas de buques a través del Atlántico para abastecer el mercado interno de Venezuela en momentos críticos. Esta nueva promesa de cooperación "en todos los ámbitos" sugiere que ambos países podrían estar coordinando nuevas rutas de navegación o mecanismos de seguridad para eludir la vigilancia del Comando Sur de los Estados Unidos.

Un escenario de incertidumbre legal y militar

La denuncia de "piratería" realizada por Caracas pone el foco en la legalidad internacional de las incautaciones en aguas internacionales o zonas de exclusión. Mientras Estados Unidos argumenta que estas acciones son necesarias para cortar el financiamiento de lo que considera un gobierno ilegítimo, Venezuela apela al derecho internacional y a la libertad de navegación comercial.

A medida que se suceden estas intercepciones, el riesgo de un error de cálculo militar en las rutas del Caribe aumenta. La presencia de activos iraníes en la región, sumada a la retórica de "terrorismo internacional" empleada por el canciller Gil, eleva el perfil del conflicto de una disputa comercial a una crisis de seguridad regional con actores extracontinentales involucrados.