Desde hoy, el Banco Central de Argentina ha decidido reducir a la mitad el ritmo de devaluación del peso, estableciéndolo en un 1% mensual. Paralelamente, la tasa de referencia también experimentó una reducción, pasando del 32% al 29% nominal anual, lo que equivale a un 2,4% efectivo mensual. Este movimiento sitúa la tasa en niveles similares a los bonos del Tesoro de corto plazo, mientras que se mantiene alejada de la rentabilidad de los bonos de largo plazo, que apenas alcanzan el 2,05% anual.
Estos ajustes forman parte de una estrategia más amplia para reducir la volatilidad cambiaria y controlar la inflación en un contexto de incertidumbre global. La medida, que era anticipada por el mercado, genera expectativas de estabilidad en el mediano plazo, aunque persisten interrogantes sobre su impacto en la acumulación de reservas y el crecimiento económico.
Turbulencias globales: aranceles y mercados en tensión
Si bien la economía argentina introduce estos cambios internos, el contexto internacional suma elementos de volatilidad. La decisión de Estados Unidos de imponer aranceles del 25% a las importaciones de Canadá y México, y del 10% a China, ha generado un impacto inmediato en los mercados. En la previa a la apertura de Wall Street, el peso mexicano alcanzó su menor cotización en el siglo XXI frente al dólar, que se ubicaba en $21,24 (+2,72%). El dólar canadiense también sufrió una fuerte depreciación, mientras que el índice DXY del dólar estadounidense alcanzó su nivel más alto desde septiembre de 2022.
El temor en los mercados internacionales se reflejó en la compra masiva de bonos del Tesoro de EE.UU., reduciendo su rendimiento al 4,52%, el menor nivel desde mayo. A su vez, el oro alcanzó un récord histórico de USD 2.822,72 por onza, confirmando el movimiento de los inversores hacia activos de refugio.
Criptomonedas y materias primas en el ojo del huracán
Las criptomonedas no quedaron exentas de la volatilidad global. El Bitcoin sufrió una caída superior al 6%, perforando el piso de USD 95.000. El petróleo Brent, en cambio, registró una suba del 1,8%, ubicándose en USD 76,24 por barril. Para Argentina, este incremento en el crudo puede ser positivo, aunque contrarrestado por la caída en los precios del trigo, maíz y soja, en un contexto de sequía y expectativas de lluvias insuficientes.
Perspectivas para el mercado argentino
Las consultoras económicas han evaluado el impacto de estas medidas en la economía argentina. AdCap Grupo Financiero señala que la reducción gradual de tasas sugiere que el Banco Central mantiene una política de baja tolerancia a la volatilidad del dólar. A su vez, destaca que el éxito del reciente canje de deuda y la reducción temporal de impuestos a la exportación crean un entorno favorable para la inversión en bonos a tasa fija.
Por otro lado, la consultora FMyA proyecta una inflación del 2,3% en enero y del 1,9% en febrero, sustentada en la reducción del crawling peg. Señala, además, que el recorte en la tasa de interés responde a una estrategia de ajuste monetario gradual para sostener la estabilidad cambiaria.
Expectativas de la relación con el FMI y la flexibilización cambiaria
Un tema que genera interrogantes es la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según la consultora EconViews, persisten rumores sobre una posible presión del FMI para una devaluación a cambio de nuevos fondos, aunque se considera poco probable hasta las elecciones de 2025. La posibilidad de un desembolso de entre USD 5.000 y 10.000 millones podría brindar liquidez, pero con condiciones aún no especificadas.
El escenario de levantamiento del cepo cambiario también sigue en debate. EconViews advierte que la unificación cambiaria es un paso inevitable, aunque el Gobierno priorizaría la estabilidad hasta las elecciones. El principal riesgo radica en una posible anticipación del mercado, lo que podría generar tensiones en la brecha cambiaria y afectar la compra de reservas.
Un panorama de oportunidades y riesgos
Las recientes decisiones del Banco Central de Argentina buscan generar estabilidad en un contexto desafiante. La reducción del ritmo de devaluación y de las tasas de interés apuntan a mantener el control de la inflación y favorecer la inversión. Sin embargo, los factores externos, como la guerra comercial de EE.UU. y la volatilidad de los mercados financieros, pueden alterar estas proyecciones.
Los inversores deberán evaluar cuidadosamente los próximos movimientos del Gobierno y las señales del FMI. En este contexto, la acumulación de reservas, la estabilidad del dólar y la evolución de la inflación serán indicadores clave para anticipar el rumbo de la economía argentina en los próximos meses.