El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó una fuerte polémica este lunes al afirmar que el uso de paracetamol durante el embarazo podría estar asociado con un mayor riesgo de autismo en los niños. Según adelantó, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) notificará a los médicos sobre esta supuesta vinculación, pese a que no presentó ninguna evidencia científica que respalde sus declaraciones.
"Tomar paracetamol no es bueno. Lo digo claramente. No es bueno", aseguró el mandatario en un discurso en la Casa Blanca, donde además recomendó que las mujeres embarazadas lo eviten salvo que sea "medicamente necesario".
Trump también cuestionó la vacunación infantil al sostener que "no hay motivos" para vacunar a recién nacidos contra la hepatitis B, una enfermedad crónica y altamente contagiosa. Propuso, en cambio, esperar hasta los 12 años, una recomendación que implicaría un drástico cambio en los protocolos vigentes en Estados Unidos.
Las declaraciones fueron rechazadas de inmediato por la comunidad médica. El presidente del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), Steven Fleischman, calificó la advertencia sobre el paracetamol como "irresponsable" y advirtió que puede confundir y dañar a las pacientes embarazadas. Tanto el ACOG como la Sociedad de Medicina Materno-Fetal enfatizaron que el fármaco sigue siendo seguro para tratar fiebre y dolor durante la gestación, y recordaron que la fiebre no tratada representa un riesgo mayor, desde abortos espontáneos hasta malformaciones y partos prematuros.
En paralelo, Trump mencionó a la leucovorina, un derivado del ácido fólico utilizado en tratamientos oncológicos, como posible alternativa para aliviar síntomas del autismo. La FDA había autorizado recientemente una versión de este fármaco para tratar una rara deficiencia de folato cerebral, vinculada a algunos trastornos neurológicos. Sin embargo, expertos subrayaron que los ensayos realizados son muy limitados y que aún no existen pruebas sólidas de su eficacia como tratamiento del autismo.
El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., acompañó las declaraciones, en línea con su postura crítica hacia las vacunas, pese a que la comunidad científica ha desmentido de manera reiterada cualquier vínculo entre inmunización y autismo.
El fabricante de Tylenol, la marca de paracetamol más vendida en EE. UU., también salió al cruce. Kenvue Inc. rechazó la sugerencia de Trump y sostuvo que "la ciencia sólida demuestra claramente que tomar paracetamol no causa autismo". Tras los dichos presidenciales, sus acciones cayeron un 7,5%, lo que implicó una pérdida de mercado de unos 2600 millones de dólares.
Especialistas en neurología y genética remarcaron que el autismo es un trastorno multifactorial, con la participación de cientos de genes y factores ambientales, y que no existe evidencia que vincule el uso de paracetamol o las vacunas con su aparición. Alertaron, además, que declaraciones sin sustento científico pueden generar alarma social y decisiones de salud que expongan a madres y niños a riesgos evitables.