Siete nuevas "luces bondadosas" brillan para la Iglesia. Este domingo 19 de octubre, en la Capilla Papal de la Basílica de San Pedro, el papa León XIV proclamó santos a siete beatos que, en palabras del pontífice, "iluminan la oscuridad del mundo con la fuerza de su fe y el testimonio de sus obras".
Los nuevos santos son Bartolo Longo, Ignazio Choukrallah Maloyan, José Gregorio Hernández Cisneros, María del Monte Carmelo Rendiles Martínez, Peter To Rot, María Troncatti y Vincenza María Poloni. Todos, desde contextos y épocas diferentes, encarnaron el llamado cristiano a vivir el Evangelio con radicalidad, compasión y entrega.
Bartolo Longo: del escepticismo a la fe activa
El beato Bartolo Longo (1841-1926) fue un abogado napolitano que, tras una juventud marcada por el alejamiento de la fe, descubrió en el rezo del Rosario el camino hacia la conversión. Fundador del Santuario de Pompeya, dedicó su vida a promover la devoción mariana y a servir a los más necesitados. Con la ayuda de campesinos transformados en albañiles, levantó no solo un templo sino toda una comunidad: escuelas, hospitales y hogares para huérfanos. "No se puede tener una relación con Dios sin estar en armonía con los demás", resumió su postulador, el padre Antonio Marrazzo.
Ignazio Choukrallah Maloyan: el testimonio del martirio
Monseñor Maloyan (1869-1915), arzobispo armenio, fue asesinado durante las persecuciones del pueblo armenio por negarse a renunciar a su fe. Antes de morir, compartió un trozo de pan con sus compañeros de prisión como símbolo eucarístico. "Su vida fue una ofrenda total a Dios y a su pueblo", destacó el postulador Carlo Calloni.
José Gregorio Hernández Cisneros: el médico de los pobres
Conocido popularmente como "el doctor de los pobres", el venezolano José Gregorio Hernández (1864-1919) fue un médico y profesor universitario que ofreció su saber a quienes no podían pagar. Murió atropellado mientras llevaba medicinas a un enfermo. Beatificado por el papa Francisco en 2021, su figura representa, según la postuladora Silvia Monica Correale, "una santidad cotidiana, accesible, que une ciencia, fe y caridad".
María del Monte Carmelo Rendiles Martínez: la sencillez de la vida consagrada
Fundadora del Instituto de los Siervos de Jesús, María del Monte Carmelo (1903-1977) dedicó su vida a la catequesis, la educación y el servicio en hospitales y parroquias. Fue beatificada en 2018. "Era una mujer normal, profundamente espiritual y cercana", señaló Correale. Su canonización, junto a la de Hernández, es motivo de doble alegría para Caracas.
Peter To Rot: defensor del matrimonio
El laico papuano Peter To Rot (1912-1945) fue asesinado durante la ocupación japonesa de Papúa Nueva Guinea por defender la indisolubilidad del matrimonio y continuar las actividades religiosas en secreto. "En tiempos de amor líquido, su testimonio nos recuerda la fidelidad y el compromiso", dijo el padre Fernando Clemente Santos.
María Troncatti: madre y misionera
La beata María Troncatti (1883-1969), salesiana italiana, dedicó cuarenta años de su vida a las comunidades indígenas shuar en la Amazonía ecuatoriana. Médica, enfermera y catequista, fue conocida como "la madre de todos". Promovió la reconciliación entre pueblos enfrentados y se la recuerda como una "artesana de la paz".
Vincenza María Poloni: contemplación y misericordia
Nacida en Verona en 1802, fundó el Instituto de las Hermanas de la Misericordia, dedicadas a la atención de los pobres y enfermos. Su espiritualidad unía acción y contemplación: "Después de servir, buscaba el silencio de la oración", explicó su postulador Paolo Vilotta.
Cada una de estas figuras, en su tiempo y lugar, encarna una faceta del Evangelio hecha vida: la fe activa de Longo, el martirio de Maloyan, la caridad de Hernández, la humildad de Rendiles, la fidelidad de To Rot, la entrega misionera de Troncatti y la contemplación servicial de Poloni. Con sus vidas, el Papa recordó, "Dios sigue escribiendo el Evangelio con letras humanas".