En un contexto de creciente tensión geopolítica en América Latina, Rusia instó públicamente a Estados Unidos a evitar una escalada de confrontación con Venezuela y reafirmó su respaldo político y estratégico al gobierno de Caracas. La advertencia fue realizada por el viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, quien expresó la "profunda preocupación" de Moscú por el rumbo que vienen tomando los acontecimientos en la región y el aumento de la presión estadounidense sobre el país sudamericano.
Según informó la Agencia Noticias Argentinas, Ryabkov señaló que Rusia observa con atención y alarma el desarrollo de los hechos recientes en Venezuela, al tiempo que advirtió que las tensiones no solo permanecen elevadas, sino que "continúan creciendo". En ese marco, el funcionario ruso exhortó a Washington a abstenerse de "deslizarse" hacia un conflicto de mayor escala que, a su entender, podría tener consecuencias imprevisibles tanto para la región como para la estabilidad internacional.
En declaraciones citadas por la agencia de noticias rusa TASS, Ryabkov vinculó el escenario actual con la política exterior estadounidense y apuntó directamente contra la administración del expresidente Donald Trump. "Esto está vinculado principalmente con el deseo de Washington de asegurar un dominio sin rival en la región, un sello característico de la administración Trump", afirmó el viceministro, dejando en claro la lectura que Moscú hace del accionar de Estados Unidos en el hemisferio occidental.
Uno de los puntos centrales del pronunciamiento ruso fue la reafirmación de la alianza estratégica con Venezuela. Ryabkov subrayó la "fuerte solidaridad" entre Moscú y Caracas, en referencia al acuerdo de asociación estratégica y cooperación recientemente concluido entre ambos países. "Apoyamos a Venezuela, igual que ella nos apoya. En este difícil momento, estamos unidos hombro a hombro con Caracas y con su dirigencia", sostuvo el funcionario, ratificando el respaldo político de Rusia al gobierno venezolano.
Las declaraciones se producen en un momento especialmente sensible, marcado por el incremento de la presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe. En los últimos meses, el Pentágono intensificó sus operaciones en la zona bajo el argumento de combatir el narcotráfico. De acuerdo con datos oficiales, las fuerzas estadounidenses realizaron al menos 22 ataques conocidos contra supuestas embarcaciones vinculadas al tráfico de drogas en el Caribe y el océano Pacífico Oriental desde el 2 de septiembre.
Estas operaciones, según consignó la Agencia Noticias Argentinas, provocaron la muerte de más de 87 personas que se encontraban a bordo de las embarcaciones interceptadas, un dato que alimentó las críticas de Moscú y de otros actores internacionales, que observan con preocupación la militarización creciente de la región. Para Rusia, este despliegue constituye un factor de desestabilización que aumenta el riesgo de incidentes graves y agrava el ya delicado escenario político en torno a Venezuela.
Desde el Kremlin, la postura es clara: cualquier intento de presión militar o intervención externa en Caracas es interpretado como una amenaza directa a la soberanía venezolana y, por extensión, a los intereses estratégicos de Moscú en América Latina. En ese sentido, Ryabkov remarcó que Rusia no solo mantiene una relación diplomática con Venezuela, sino también vínculos de cooperación que abarcan áreas clave como la energía, la defensa y la política internacional.
La advertencia rusa se suma así a una serie de pronunciamientos que reflejan el endurecimiento del tablero geopolítico en torno a Venezuela, un país que desde hace años se encuentra en el centro de una disputa de poder entre Estados Unidos y sus aliados, por un lado, y Rusia, China e Irán, por el otro. En ese marco, Moscú busca posicionarse como garante político de Caracas frente a lo que considera una política de hostigamiento y presión unilateral por parte de Washington.
Mientras tanto, la situación en el Caribe y la evolución de la relación entre Estados Unidos y Venezuela continúan siendo seguidas de cerca por la comunidad internacional, en un escenario donde cualquier gesto o declaración adquiere un peso estratégico significativo. La advertencia rusa apunta, en ese sentido, a frenar una posible escalada y a reafirmar que Moscú no permanecerá al margen ante un eventual conflicto en la región.