"Extra omnes", todos fuera: esta histórica fórmula latina marcará el inicio del cónclave, este miércoles 7 de mayo. El maestro de ceremonias, monseñor Diego Ravelli, decretará el cierre, "cum clave", de la Capilla Sixtina.
A partir de ese momento, los 133 cardenales electores, es decir todos los cardenales menores de ochenta años, quedarán aislados del resto del mundo hasta que sea elegido el nuevo Papa.
Se trata de la elección papal más internacional hasta el momento, con una fuerte presencia de cardenales provenientes de las periferias del mundo católico, siguiendo el legado del pontificado de Francisco.
El quórum requerido es de dos tercios de los cardenales presentes, lo que en esta ocasión representa 89 votos. La jornada comenzó a las 10 con la misa Pro eligendo Pontifice, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re. A las 16.20, los cardenales marcharon en procesión hacia la Capilla Sixtina y realizaron el juramento bajo el tradicional "extra omnes".
Los cardenales reciben una papeleta en blanco y escriben de puño y letra un solo nombre, bajo la frase "eligo in Summum Pontificem". Depositan su voto en una urna tras jurar: "Invoco a Cristo el Señor, que me ha de juzgar, por testigo de que mi voto se da al que, según Dios, creo que debe ser elegido".

Las papeletas se cuentan y, si el número no coincide con el de votantes, se destruyen y se repite la votación. Si hay coincidencia, se leen en voz alta y se queman. El humo negro indica que no hay nuevo Papa, mientras que el humo blanco anuncia que uno de los candidatos fue elegido.
El cónclave será presidido por el cardenal Pietro Parolin, en ausencia del decano, el cardenal Re, de 91 años. Parolin preguntará entonces a todos los cardenales si es posible proceder inmediatamente a la primera votación o si es necesario todavía aclarar dudas sobre las normas y métodos establecidos.
Si a juicio de la mayoría de los electores nada impide que se lleven a cabo las operaciones, la primera votación se celebrará en la tarde del 7 de mayo.
El miércoles será, por tanto, el día de la primera fumata, que, salvo sorpresas de última hora, debería ser negra, es decir, servir para probar las orientaciones del Colegio Cardenalicio.