Trump intensifica su plan contra Venezuela con un golpe a sus exportacione
En Estados Unidos crecen las dudas sobre cómo y cuándo Donald Trump planea dar por concluida su ofensiva en el Caribe contra el régimen de Nicolás Maduro. La presión militar, el bloqueo petrolero y el factor electoral se cruzan en una disputa geopolítica con impacto en los mercados energéticos que siguen de cerca las provincias productoras, como Catamarca.

En Estados Unidos son cada vez más las voces que se preguntan cómo y cuándo el presidente Donald Trump planea dar por finalizada su misión en el Caribe, impulsada bajo el argumento de combatir el narcotráfico atribuido al supuesto Cartel de los Soles y a su presunto líder, Nicolás Maduro, en un país que concentra las mayores reservas petroleras del mundo, un factor clave para el equilibrio energético global.

"Me parece concebible que, en un mes o dos meses, el presidente declare la victoria alegando que el narcotráfico marítimo ha disminuido drásticamente", sostuvo Elliot Abrams, ex enviado especial de Trump para Venezuela durante su primer mandato, en el podcast School of War. Sin embargo, advirtió que "si Maduro sobrevive y Trump se retira, será una derrota".

El mandatario estadounidense es consciente de esa lectura geopolítica. Por ese motivo, dejó en claro cuál sería el objetivo mínimo de su plan sobre Venezuela. "Él sabe exactamente lo que quiero. Él lo sabe mejor que nadie", afirmó Trump en una entrevista reciente con NBC News, en referencia al presidente venezolano.

Aunque no precisó detalles, la exigencia primaria sería que Maduro abandone el poder y se exile. El futuro de la revolución bolivariana y el eventual restablecimiento del negocio petrolero para empresas estadounidenses quedarían para una etapa posterior, más allá de la presencia autorizada de Chevron en Venezuela con aval del chavismo y la Casa Blanca.

El objetivo máximo —la caída del chavismo— nunca fue reconocido oficialmente y aparece condicionado a una intervención militar de mayor escala que Trump no estaría dispuesto a ordenar, ante el costo político que implicarían eventuales bajas propias. En ese contexto, crece la percepción de que la apertura democrática está hoy más vinculada a un entramado de intereses que a una voluntad genuina de poner fin al régimen autoritario.

 

Qué piensa hacer Trump en Venezuela

 

La estrategia del presidente estadounidense fue mutando desde el despliegue de una poderosa flota naval frente a las costas venezolanas en septiembre pasado.

En una primera etapa, Trump centró su discurso en el narcotráfico, atribuyendo a Maduro el liderazgo de un cartel cuya existencia es cuestionada por especialistas. En ese marco, se bombardearon y hundieron decenas de lanchas rápidas que supuestamente transportaban drogas, sin que se presentaran pruebas públicas. Según la prensa estadounidense, estas acciones provocaron la muerte de más de un centenar de personas, mientras que la ONU advirtió sobre posibles ejecuciones extrajudiciales.

Luego, el presidente amenazó con ataques terrestres, que hasta ahora no se concretaron, y extendió las advertencias a Colombia, gobernada por Gustavo Petro, a quien también calificó como líder narco sin aportar evidencias. Si bien la mayor parte de la cocaína que llega a Estados Unidos se produce en Colombia, sale por el puerto de Guayaquil, en Ecuador, país cuyo presidente, Daniel Noboa, es aliado de Trump. Las amenazas, sin embargo, no alcanzaron a Quito.

Expertos en narcotráfico sostienen que por Venezuela transita una porción mínima del tráfico sudamericano y que la mayor parte se dirige a mercados europeos. El fentanilo, considerado por Trump como un arma de destrucción masiva, no proviene de Venezuela, sino de México y China.

El denominado Cartel de los Soles se encuentra incrustado en estructuras militares y dependencias estatales venezolanas, y no se nutre únicamente del narcotráfico, sino también de redes de corrupción vinculadas a la industria petrolera y a la minería.

"Es una red criminal distribuida en bloques de intereses y economías ilícitas, principalmente dentro de partes del gobierno venezolano", explicó el periodista y escritor Steve Dudley, codirector del centro Insigth Crime, en una entrevista reciente.

 

El crudo venezolano en la mira

 

En los últimos días, la estrategia estadounidense incorporó un nuevo eje. Trump avanzó con un bloqueo total a buques petroleros sancionados y ya se registraron tres confiscaciones en diez días. La ofensiva apunta directamente al financiamiento del chavismo, pero sumó un elemento inédito: el mandatario reivindicó para Estados Unidos la propiedad del petróleo venezolano.

"Nos quitaron todos nuestros derechos energéticos. Nos quitaron todo nuestro petróleo. Lo queremos de vuelta. Nos lo quitaron ilegalmente", afirmó.

La industria petrolera venezolana fue nacionalizada en 1976, durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez, y los derechos de explotación quedaron en manos de PDVSA. En 2007, Hugo Chávez obligó a las petroleras extranjeras a asociarse en minoría con la estatal o abandonar el país.

Con este giro discursivo, el combate al narcotráfico quedó desplazado por la disputa energética, reforzando la narrativa del chavismo que acusa a Estados Unidos de buscar la caída del régimen para apropiarse del crudo.

 

Trump necesita una solución rápida

 

El paso del tiempo complica los planes de la Casa Blanca. Aunque Trump no descartó un ataque frontal, el calendario político empieza a pesar. En enero se cumplirá el primer año de su segundo mandato y 2026 será un año electoral.

Muchos referentes republicanos rechazan la idea de afrontar elecciones en medio de un nuevo conflicto bélico, especialmente cuando una de las promesas de campaña fue poner fin a las guerras. Según una encuesta de Quinnipiac, el 63% de los estadounidenses se opone a una acción militar en Venezuela, mientras que el 53% rechaza la estrategia de atacar presuntas lanchas narco en el Caribe y el Pacífico.

Los sondeos también muestran un desgaste en la imagen presidencial. De acuerdo con NBC News Decision Desk, el 42% aprueba la gestión de Trump y el 58% la desaprueba. El respaldo incluso cayó entre los votantes del movimiento MAGA, con una baja de ocho puntos desde enero.

Trump sabe que no puede sostener indefinidamente la presencia militar en el Caribe, tanto por su costo económico como político. Necesita una salida rápida. La eventual salida de Maduro podría ser presentada como un "éxito", aunque ese desenlace tendría escaso impacto para la oposición venezolana si el chavismo logra sobrevivir sacrificando solo una pieza en un tablero geopolítico dominado por intereses energéticos que también inciden en economías regionales como la de Catamarca.