Las delegaciones de Ucrania y Rusia volverán a verse las caras este lunes en Estambul, Turquía, para una nueva ronda de negociaciones destinadas a explorar la posibilidad de un acuerdo de paz. Será el segundo encuentro formal entre ambos gobiernos desde el inicio del conflicto hace tres años.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, confirmó la participación de su país en las conversaciones y anunció que la delegación estará encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, quien también lideró la primera reunión celebrada el pasado 16 de mayo. En esta nueva instancia, se espera el intercambio de un borrador que fije las condiciones para un posible alto el fuego.
Además, según trascendió en medios europeos, Ucrania buscará introducir en la agenda la liberación de prisioneros de guerra y la restitución de niños ucranianos trasladados a territorios ocupados por Rusia durante la invasión de 2022.
Reunión clave, pero preliminar
Zelenski calificó este segundo encuentro como "preparatorio" y aclaró que las decisiones más relevantes solo podrán tomarse en una eventual reunión cara a cara con el presidente ruso, Vladimir Putin.
En tanto, la delegación rusa —liderada por el asesor presidencial Vladimir Medinsky— ya se encuentra en camino a Estambul con un documento que, según voceros del Kremlin, contempla las "causas profundas" del conflicto.
Una de las principales demandas de Moscú para avanzar en un acuerdo de paz es la garantía de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no se expandirá hacia el este europeo, lo que incluiría a Ucrania. Según la visión rusa, este punto es clave para resolver el enfrentamiento.
El escenario de la negociación
La reunión está prevista para las 13:00, hora local (7:00 en Argentina), en el histórico Palacio de Çırağan, un lujoso hotel a orillas del Bósforo que ya ha sido sede de cumbres diplomáticas previas. Las expectativas son altas, aunque se trata de una etapa exploratoria.
Ambas partes coinciden en que aún quedan diferencias importantes por resolver, pero el hecho de retomar el diálogo representa un gesto valorado por la comunidad internacional, que observa de cerca cualquier señal de desescalada en el conflicto.