Durante la mañana y esta tarde, en la Cámara Penal N° 2 se concretó la segunda audiencia en el juicio oral y público que tiene en el banquillo de los acusados a seis efectivos de la policía de la provincia. Cinco de ellos deben responder por el delito de vejaciones e incumplimiento a los deberes de funcionario público y el restante solo por este último hecho.
Tal como estaba previsto, la audiencia inició con la declaración de los primeros testigos, de los más de cuarentas citados para el plenario.
Claudia Véliz, mamá de Diego Pachao, fue la primera en sentarse ante el tribunal. Por más de una hora, la mujer que es parte querellante en el debate recordó a su hijo, contó y respondió a las preguntas de las partes sobre lo que conocía del hecho que se juzga.
A líneas generales, Claudio dijo que Diego era “un niño bueno, un hijo ejemplar". Su “tesoro”, su “negrito”. A quien se lo arrebataron estas personas, “si es que se les puede llamar así” -refiriéndose a los policías-, quienes estaban presentes en el recinto.
Contó que el sábado 10 de marzo a la noche Diego había regresado de trabajar. Hacía trabajos de construcción y se bañó para luego salir, supuestamente, a una fiesta con González, su amigo, con quien estuvo detenido en la Comisaría Séptima y, posiblemente, otra persona mas; no especificando al tribunal de quién se trataría.
Dijo que estaba bien, aun cuando a la pregunta de una de las partes recordó que una semana antes, aproximadamente, “se había golpeado la cabeza” al “caer en una vereda” cuando le robaron el dinero que había cobrado.
Indicó una y otra vez que no se trató de una pelea, sino que él mismo -por Diego- se había caído y golpeado contra el suelo, pero agregó que las lesiones sufridas eran superficiales, aun cuando le debieron realizar puntos de sutura, según consta en el expediente.
Al referirse puntualmente al día 11 de marzo dijo que fue a la comisaría a preguntar por qué estaba detenido su hijo, que la atendió el oficial Bulacios -uno de los imputados- y que regresó cerca de las 23:30 para llevarle la comida a Diego, pero no lo pudo ver, porque le dijeron que "estaba profundamente dormido”, lo que le pareció “raro”, acotó. Al cabo de unos minutos, encontrándose en la comisaría vio que su hijo salía en la camilla.
“Fue el momento mas duro que viví, él iba tiritando. Estaba inconsciente y tenía el pantalón mojado”, recordó la testigo.
En otra parte de su relato, Véliz dijo que el grave error de su hijo fue defender a un amigo.
A pregunta de otras de las defensas, la mujer respondió que el amigo de su hijo, González, le habría contado que a Diego los policías le habrían dado “unas pataditas” para levantarlo y llevarlo a la revisación médica.
En algunos tramos de su declaración, Claudia se quebró y lloró.
Testigos
Luego, fue Damian Carrizo, un hombre que estuvo detenido entre el 10 y el 12 marzo en la Comisaría Séptima y habría compartido calabozo con Pachao.
Antes de iniciar su relato ante el tribunal, la parte querellante, representada por el Dr. Humberto Galíndez y Natalia Páez, plantearon un habeas corpus para la declaración de Carrizo, lo que no fue compartido por las defensas de los imputados, pero sí por el Ministerio Público fiscal.
En pocas palabras, la querella solicitaba "protección” para el testigo, sin que él mismo lo haya peticionado a los magistrados, ni esta oportunidad ni en las tres anteriores en las que declaró durante la Investigación Penal Preparatoria.
Tras diferir la resolución, el tribunal escuchó al testigo.
Carrizo recordó que estuvo detenido un par de días en la comisaría y vio a Pachao cuando ingresó detenido con su amigo González, que ambos estaban alcoholizados, que fueron llevados a revisación medica y salieron e ingresaron del calabozo por sus propios medios.
A la pregunta de la fiscalía y de la parte querellante, como así también de una de la defensas de los imputados, luego de la intervención, en más de una oportunidad, del tribunal para que se reformule la pregunta y no sea indicativa al testigo, acerca de que si habría observado alguna “situación” en contra del detenido Pachao, el testigo respondió que le echaron agua con una botella y, repreguntado al respecto, señaló que para él “era para despertarlo”.
También durante su deposición el testigo respondió que podía ver a Pachao desde su celda, donde estaba alojado, recordando que ese día hacia mucho calor.
Luego de su deposición, el tribunal integrado por los jueces Martoccia, Gershani Quesada y Morabito, pasaron a un cuarto intermedio hasta las 14:30 horas, cuando volvió a reanudarse la audiencia con el paso de más testigos.
El primero en declarar fue Ernesto Vilte, pareja de Claudia Véliz. El hombre recordó que acompañó a la mamá de Diego a buscarlo en la comisaría, siendo coincidente su relato con el brindado anteriormente por la mujer en cuanto a cómo vio a Diego salir de la comisaría.
El hombre también recordó a Diego como un chico bueno, quebrándose ante el tribunal al recordar que lo acompañaba a trabajar.
Luego declaró Ramón Guerrero, uno de los detenidos que estaba alojado en la Comisaría Séptima cuando ingresó Pachao y González.
Relató que el joven fue víctima del “enojo” de un policía al que identificó -cuya identidad no será revelada para no “contaminar” al resto de los testigos-, cuando ambos protagonizaron un accidente en el interior de la dependencia policial. Fue coincidente con los demás testigos de señalar que Diego estuvo en un patio donde lo habían llevado para que se “recuperara”.
Este testigo aportó otros datos relevantes en la reconstrucción del hecho por el que los policías ocupan el banquillo de los acusados.
Luego depuso Juan Ángel Hidalgo, quien había ingresado a la dependencia, tras se llevado en un remís alcoholizado.
Cerca de las 17 horas, la audiencia concluyó y el tribunal pasó a un cuarto intermedio para mañana a las 08:30 horas. Se prevé escuchar la declaración de otros cuatro testigos, entre ellos, otro joven que ingresó detenido junto a Pachao y González.
