A tres años del crimen de Juan Carlos "Rojitas" Rojas, el caso que sacudió a la provincia sigue sin una resolución firme y mantiene abiertas varias líneas investigativas. El exministro de Desarrollo Social de Catamarca fue asesinado de manera brutal el 3 de diciembre de 2022 en su vivienda de la zona norte de la Capital, un hecho que generó conmoción política y social. Desde entonces, pese a las numerosas medidas impulsadas por la Justicia, aún no se ha logrado identificar ni detener a él o los autores del homicidio.
En los primeros días de la investigación, una de las hipótesis centrales apuntó a Silvina Nieva, empleada de Rojas y, según la causa, una mujer con quien mantenía un vínculo sentimental. El fiscal de Instrucción Nº 2, Laureano Palacios, tomó inicialmente las riendas del caso y ordenó su detención e imputación. La acusó por el delito de "homicidio doblemente calificado por mediar relación de pareja y alevosía". En esta etapa preliminar, el fiscal de Instrucción Nº 5, Hugo Costilla, ya acompañaba el proceso y participó junto a Palacios en la indagatoria de Nieva, un indicio de que la causa requería un abordaje más amplio desde sus primeras etapas.
Hoy, el expediente está completamente bajo la órbita del fiscal Costilla, quien sostiene abiertas diversas líneas investigativas que abarcan los vínculos sentimentales, familiares y laborales de Rojas. Ninguna de estas hipótesis ha sido descartada, y se mantienen como escenarios posibles a medida que avanzan los análisis técnicos. En ese marco, el fiscal encabezó el pasado viernes 7 de noviembre una nueva inspección en la vivienda donde ocurrió el crimen. La medida tuvo como objetivo obtener material actualizado para una reconstrucción tridimensional —o render— de la escena, una herramienta que podría aportar claridad sobre la dinámica del ataque y los movimientos dentro del inmueble.
Mientras tanto, un nuevo capítulo se abre en torno a la investigación. Por primera vez desde el crimen, el actual ministro de Desarrollo Social, Gonzalo Mascheroni, declara ante la Justicia. Su testimonio adquiere relevancia en el marco de una hipótesis que apunta a un posible móvil relacionado con la función pública que desempeñaba Rojas. Se trata de una línea investigativa distinta a las abordadas hasta el momento y que pretende establecer si el asesinato pudo haberse vinculado con decisiones, manejos internos o conflictos derivados de su gestión al frente de la cartera asistencial.
La declaración de Mascheroni se da en paralelo con otra medida clave: el análisis de los teléfonos celulares del exministro, cuyos registros fueron borrados. La Fiscalía busca recuperar información que pueda aportar pistas sobre las últimas comunicaciones, contactos, movimientos o eventuales amenazas que Rojas pudiera haber recibido antes de su muerte. Los peritajes, que requieren procedimientos técnicos avanzados, podrían convertirse en una pieza crucial para destrabar el caso.
La hipótesis que coloca el foco en la actividad pública de Rojas no desplaza otras líneas de investigación, pero amplía el espectro de posibilidades y reaviva preguntas que la Justicia aún no logra responder. ¿Fue un crimen vinculado a su esfera privada o podría tratarse de un hecho relacionado con decisiones institucionales? ¿Existían conflictos laborales o administrativos que hayan escalado hacia una situación extrema? Estas preguntas vuelven a cobrar fuerza a medida que se incorporan testimonios y pruebas.
Con la causa aún sin detenidos y con múltiples interrogantes abiertos, el crimen de Juan Carlos Rojas sigue siendo uno de los episodios más complejos de los últimos años en Catamarca. La comunidad espera avances concretos, mientras la Justicia profundiza investigaciones que, pese al tiempo transcurrido, continúan sin ofrecer un cierre definitivo. La declaración de Mascheroni y la recuperación de los registros telefónicos podrían aportar nuevos elementos que permitan orientar el caso en una dirección más precisa.
