Ignacio Sosa Soler tenía 25 años y estudiaba Profesorado de Educación Física en la provincia de Tucumán. El lunes, fue la última vez que lo vieron con vida cuando circulaba en bicicleta rumbo al cerro San Javier. Su familia reportó su desaparición al no tener noticias suyas, ya que no respondía los mensajes ni las llamadas. A través de las redes sociales, familiares y amigos del joven estudiante iniciaron una campaña de búsqueda para dar con su paradero.  
Ayer, en horas de la siesta, la búsqueda concluyó con el peor final. A la altura de la primera confitería, el cuerpo de Ignacio fue encontrado sin vida. Tenía la mochila y el teléfono celular consigo, pero no la bicicleta. 

Anoche, la Justicia tucumana aguardaba el resultado de la operación de autopsia para conocer con certeza la causa del deceso. Las hipótesis que se tejieron durante la siesta y tarde de ayer fueron varias, cobrando más fuerzas la de una caída accidental (hecho por el que la víctima tenía parte de sus pertenencias) y la de una trágica decisión, ya que, según informaron los medios locales de aquella provincia, entre las pertenencias del joven habrían encontrado psicofármacos y habría estado atravesando un cuadro depresivo. 
La noticia de la trágica muerte del joven Ignacio provocó gran congoja y dolor en los miembros de la Justicia catamarqueña que conocen a su madre, la Dra. Nelida Soler de Sosa, quien se desempeña como secretaria en la Cámara Penal de Segunda Nominación de la Primera Circunscripción Judicial.