Vecinos de El Hueco, en Fray Mamerto Esquiú, volvieron a manifestar su preocupación por la realización de reiteradas "fiestas privadas" en una vivienda ubicada en el Callejón Las Flores, a metros de la Ruta Nº 1. Los reclamos, que se arrastran desde hace meses, apuntan tanto al propietario del inmueble como a la falta de controles por parte de la Municipalidad y las fuerzas de seguridad locales.
Según expusieron los residentes afectados a La Unión, los eventos se llevan a cabo prácticamente todos los fines de semana y suelen extenderse hasta la madrugada y entrada la mañana. Lo que más inquieta a los vecinos es la presencia constante de menores de edad, varios de ellos en estado de ebriedad o descompensados, sumado a peleas, ruidos molestos y situaciones de desorden en la vía pública. También mencionan problemas de salubridad generados tras cada convocatoria.

En el centro de las denuncias se encuentra la familia de Daniel Giménez, señalada por los vecinos desde que se instaló en el lugar. Los residentes aseguran que los disturbios vinculados a las fiestas han derivado en múltiples llamados a la Policía e incluso en radicación de denuncias en sede policial.
El episodio más reciente ocurrió este fin de semana, cuando un grupo de vecinos volvió a alertar a la Comisaría de San Antonio por lo que consideraban una "fiesta clandestina". Sin embargo, el propietario del inmueble aseguró ante los efectivos que se trataba de una "reunión privada de los compañeros de su hija".
No obstante, quienes viven en las cercanías sostienen que estos encuentros son frecuentes y que, en más de una ocasión, se habría cobrado entrada para ingresar a la propiedad. Esta situación ya había sido verificada en un operativo anterior, en el que participaron agentes de la misma comisaria, la Guardia Urbana de Fray Mamerto Esquiú y personal de Inspección General de la comuna. En esa oportunidad, inspectores municipales constataron el cobro de entradas y labraron una infracción, ya que el lugar no contaba con ningún tipo de habilitación para realizar eventos. Sin embargo, según relataron los vecinos, la sanción no llegó a concretarse porque el propietario evitó responsabilizarse.

Lejos de cesar, las fiestas continuaron durante semanas y volvieron a motivar reuniones entre los residentes afectados, autoridades policiales y funcionarios municipales. Pese a los planteos, aseguran que no obtuvieron respuestas efectivas ni medidas de control alguna. De hecho este fin de semana, denuncian, el escenario se repitió: música alta, menores alcoholizados y nuevos episodios de desorden.
Desde el entorno de la familia señalada, la justificación ha sido que las reuniones formarían parte de celebraciones vinculadas a la despedida de la hija del matrimonio y sus amigos. Sin embargo, los vecinos insisten en que los eventos tienen características propias de fiestas pagas y no de encuentros familiares, y exigen que se regularice la situación o que se apliquen las sanciones correspondientes.
Mientras tanto, el malestar crece y los habitantes de El Hueco reclaman respuestas concretas ante un problema que, afirman, se transformó en una constante que altera la convivencia y expone a menores a situaciones riesgosas.