Criptogate: El imperdonable autoboicot del presidente

El presidente argentino, Javier Milei, ha sido hasta ahora un líder disruptivo y hábil en la comunicación política. Con una oposición fragmentada y sin un líder claro, su gobierno avanzaba con reformas económicas drásticas, logrando estabilizar la economía y reducir la inflación. Sin embargo, el escándalo conocido como "Cripto Gate" ha irrumpido como un error no forzado de proporciones catastróficas, comprometiendo su credibilidad y desatando una crisis que podría marcar un antes y un después en su mandato.

El escándalo estalló cuando Milei promovió la criptomoneda $LIBRA en sus redes sociales, generando un alza inmediata en su valor. No obstante, en cuestión de horas, la moneda se desplomó, dejando a miles de inversores con pérdidas millonarias y levantando sospechas de fraude. La situación se tornó más grave cuando se reveló que el 82% de $LIBRA estaba concentrado en pocas direcciones, lo que apuntaba a una posible estafa tipo "rug pull". La reacción del presidente fue eliminar las publicaciones y alegar desconocimiento, pero el daño ya estaba hecho.

Lo que hace a este escándalo aún más imperdonable es que no fue resultado de un ataque externo o de una operación opositora, sino de una decisión completamente innecesaria y autodestructiva por parte del propio Milei. No había razones políticas o económicas que justificaran involucrarse en la promoción de una criptomoneda dudosa, y menos aún con la fragilidad institucional que caracteriza a la Argentina. En un momento en que el oficialismo tenía control narrativo y avanzaba con reformas sin mayor resistencia, Milei se inmoló públicamente sin necesidad alguna.

La oposición, hasta ahora dispersa y carente de estrategia, encontró en este escándalo un punto de unidad para cuestionar la integridad del presidente. Líderes opositores han presentado denuncias penales por presunta estafa y asociación ilícita, mientras que en el Congreso se ha comenzado a debatir la posibilidad de un juicio político. A nivel internacional, el episodio ha golpeado la imagen de Milei, quien hasta hace poco era visto como un reformador con proyección global.

Dentro del propio oficialismo, la crisis ha generado tensiones y peleas internas. Se discutió la posibilidad de que Milei presentara una "auto denuncia" para mostrar transparencia, pero la idea fue descartada. Además, se ha señalado la influencia de su entorno cercano, en particular su hermana Karina Milei, en la promoción de la criptomoneda, lo que ha intensificado las críticas y revelado fracturas dentro del círculo presidencial.

La Oficina Anticorrupción ha iniciado una investigación para esclarecer si hubo conductas indebidas en la promoción de $LIBRA. Mientras tanto, Milei enfrenta el desafío de recuperar su credibilidad y contener el daño político. No es la primera vez que un presidente argentino enfrenta una crisis autoinfligida, pero lo que distingue a este caso es la insólita falta de necesidad de cometer tal error.

El "Cripto Gate" es un auto boicot que Milei pudo haber evitado con facilidad. En lugar de consolidar su poder, el presidente se ha colocado en una posición de vulnerabilidad de la que le será difícil salir. Este episodio deja una lección clara: incluso los líderes más hábiles pueden destruirse a sí mismos con un solo movimiento innecesario. Ahora, la gran pregunta es si este error será solo un tropiezo o el inicio de un declive irreversible en su gobierno.