El miércoles, en una oficina del primer piso de la Casa Rosada, Karina Milei y Santiago Caputo mantuvieron una reunión a solas. Todavía no había trascendido la denuncia sobre el contrato de $4.000 millones que el Banco Nación adjudicaría a una empresa vinculada a los hermanos del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, pero la tensión entre ambos referentes del oficialismo era evidente.
Karina y Caputo integran el núcleo más cercano al Presidente —el llamado "triángulo de hierro"— y sostienen una relación marcada por la "honestidad brutal", con encuentros semanales donde cada uno dice su verdad sin filtros. Sin embargo, las diferencias estratégicas y el desgaste en la relación con los Menem, aliados clave de Karina, profundizaron una ruptura que hoy parece irreversible.
La interna se agudizó en las últimas semanas por el armado electoral en la provincia de Buenos Aires. En ese marco, Caputo cortó comunicación con Eduardo "Lule" Menem, lo bloqueó de WhatsApp y se ausentó de las reuniones políticas en el despacho de Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete. En esas mesas también participan Guillermo Francos, Martín Menem, Sebastián Pareja y, hasta hace poco, el propio Caputo.
El Presidente, sin pronunciarse públicamente, hizo gestos a favor de su hermana, lo que motivó el repliegue del estratega. La disputa —que se intenta resolver sin éxito desde hace meses— escala ahora en un clima de intrigas, reproches solapados y paranoia creciente.
"Deberíamos haber cerrado todo hace cinco días, pero estamos enredados en nuestras propias internas", se lamentan cerca de Sebastián Pareja, el principal armador bonaerense de La Libertad Avanza.
Cierre de listas con fuego cruzado
La tensión se siente en cada rincón del oficialismo. Algunos atribuyen al entorno de Caputo la rebelión de último momento de Cristian Ritondo, molesto por el reparto de cargos en ciertos distritos. Además, causó inquietud en Karina Milei la visita a la Rosada de Agustín Romo —referente de Las Fuerzas del Cielo en provincia— acompañado por Joaquín de la Torre, quien promueve una tercera vía opositora.
El conflicto más delicado se concentra en Vicente López, donde gobierna Soledad Martínez, dirigente cercana a Jorge Macri y vicepresidenta del PRO. La Libertad Avanza ofreció tres lugares en la lista de concejales, pero se negó a ceder un espacio en la de senadores de la primera sección electoral. Ritondo presiona para conseguirlo y Martínez evalúa romper, como ya hicieron otros intendentes del PRO en Puan y Pergamino. Si se concreta, el golpe para el oficialismo sería severo.
A esto se suma la disputa interna por las candidaturas de Las Fuerzas del Cielo. Caputo impulsa a Nahuel Sotelo como cabeza en la tercera sección electoral, pero le ofrecen un lugar en la lista de concejales de Quilmes. Romo y "El Gordo Dan" presentaron una lista de 20 nombres al Presidente, quien la trasladó a Karina. Ella pidió darles un lugar. El sábado por la noche, con el cierre de listas, se conocerá el desenlace de esta puja.
La licitación que reaviva sospechas
En paralelo a las peleas políticas, emergen acusaciones de presunta corrupción. Tech Security, una empresa que hasta diciembre pertenecía a Martín Menem y que ahora está en manos de sus hermanos Fernando y Adrián, ganó una licitación del Banco Nación por $4.000 millones para brindar seguridad en el edificio central y sus anexos.
El proceso se inició en febrero y Tech Security resultó adjudicataria por presentar la oferta más baja. No obstante, la polémica estalló por el posible conflicto de intereses. La normativa vigente exige a las empresas declarar vínculos de parentesco con funcionarios públicos y notificar a la Oficina Anticorrupción (OA), que depende del Ministerio de Justicia, hoy bajo influencia directa de Caputo.
Según el expediente, la firma negó tener incompatibilidades. El proceso fue auditado por un síndico de la SIGEN, pero la definición final del contrato quedó en suspenso. El directorio del banco postergó la firma prevista, mientras dos estudios jurídicos independientes analizan si hubo irregularidades.
Consecuencias políticas
La interna del oficialismo ya tiene impacto institucional. Se profundizó el malestar con gobernadores aliados, el Senado avanza sin el control del Ejecutivo y la Cámara de Diputados presenta una aritmética compleja pese al acuerdo con el PRO en provincia.
El próximo test será en el Congreso, tras el receso invernal, cuando se traten temas clave: el veto presidencial a la ley de movilidad jubilatoria, la prórroga de la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad. Para el Presidente, aprobar esas iniciativas significaría poner en riesgo su credibilidad fiscal ante los mercados. "El veto es lo único que les queda de fortaleza política", deslizó un gobernador que espera una negociación que aún no llega.
En este contexto de tensión creciente y fragmentación interna, el rumbo del oficialismo parece cada vez más incierto. Y lo que ocurra el sábado en el cierre de listas puede redefinir el mapa del poder libertario.