El escrutinio definitivo de las elecciones nacionales avanza bajo la supervisión del Poder Judicial y mantiene en vilo a ocho provincias, donde los resultados ajustados del recuento provisorio podrían modificar el reparto de bancas en el Congreso e incluso, en algunos casos, definir nuevos ganadores.
Los distritos que concentran la atención son Chaco, Chubut, Corrientes, La Pampa, La Rioja, Santa Cruz, Río Negro y Buenos Aires, territorios donde las diferencias entre las principales fuerzas políticas fueron mínimas. Las autoridades judiciales comenzaron a revisar urna por urna los votos nulos, recurridos e impugnados, un proceso que suele extenderse durante varios días.
En las provincias de La Rioja y Santa Cruz, el margen de victoria fue inferior a los mil votos, mientras que en Buenos Aires la distancia entre el libertario Diego Santilli (La Libertad Avanza) y el peronista Jorge Taiana fue de poco más de 46.000 sufragios, sobre un padrón que supera los trece millones de votantes. Aunque es improbable que el resultado bonaerense se revierta, el conteo final podría modificar la distribución de bancas legislativas.
La atención en Buenos Aires está puesta en los 206.177 votos nulos, los 4.277 recurridos y los 2.122 impugnados. Según analistas electorales, ese caudal de sufragios, aunque insuficiente para alterar el primer puesto, podría impactar en el reparto de escaños nacionales y provinciales, en especial si se validan votos que antes fueron descartados.
El caso más cerrado se da en La Rioja, donde el peronismo que lidera Raúl Jalil se impuso por apenas 621 votos. Una diferencia mínima que podría revertirse si el recuento definitivo cambia el estatus de parte de los sufragios recurridos. Situación similar se observa en Santa Cruz, donde la lista encabezada por el sacerdote Juan Carlos Molina, representante de una alianza peronista, superó a La Libertad Avanza por 728 votos.
En Río Negro, los libertarios lograron la victoria por 2.101 votos, mientras que en Corrientes el oficialismo provincial, encabezado por el gobernador Gustavo Valdés, se impuso por 6.754 votos. En Chaco, en tanto, la diferencia a favor de La Libertad Avanza fue de 4.741 sufragios, lo que llevó al exgobernador Jorge Capitanich a no reconocer la derrota. Capitanich resultó electo senador por la minoría, pero si el escrutinio definitivo modificara el resultado, podría acceder al escaño por la mayoría, lo que también habilitaría el ingreso de su compañera de lista a la Cámara Alta.
En La Pampa y Chubut, aunque las diferencias fueron algo más amplias, los partidos en competencia aguardan el cierre oficial del conteo judicial, que podría introducir ajustes en la distribución de votos por mesa.
El foco de las fuerzas políticas está puesto no solo en los votos nulos, impugnados o recurridos, sino también en el porcentaje de mesas no incluidas en el escrutinio provisorio, un número que, aunque reducido, puede resultar decisivo en elecciones tan reñidas.
A esto se suma que, en gran parte de los distritos, fue la primera vez que se utilizó la Boleta Única de Papel (BUP), un sistema que, si bien busca transparentar el proceso y simplificar el voto, pudo haber generado errores de conteo en las instancias iniciales. Las autoridades judiciales confían en que el escrutinio definitivo permitirá corregir inconsistencias y reflejar con precisión la voluntad del electorado.
Los resultados finales de este proceso, que se desarrolla con custodia de las fuerzas de seguridad y bajo supervisión partidaria, podrían redefinir el equilibrio político en el Congreso, especialmente en el Senado, donde los márgenes son estrechos. Cada voto cuenta, y en varias provincias, el desenlace dependerá de apenas unos cientos de sufragios.
Hasta que la Justicia Electoral concluya el conteo y proclame los resultados oficiales, el escenario político nacional permanece en suspenso, con todos los ojos puestos en las ocho provincias donde aún podría escribirse un nuevo capítulo de las elecciones 2025.