Francisco nunca regresó: los motivos detrás de la visita trunca a Argentina
Pese a su deseo explícito de regresar a la Argentina, el papa Francisco nunca logró concretar una visita a su país natal. Entre la grieta política, el temor al uso partidario de su figura y los compromisos internacionales, el viaje quedó pendiente. Ninguno de los cuatro presidentes que pasaron por su pontificado logró convencerlo.

Un regreso tantas veces soñado, pero jamás concretado. A más de una década de su elección como sumo pontífice, el papa Francisco todavía no ha vuelto a pisar su tierra natal. Aunque manifestó en varias oportunidades su deseo de regresar, ni Cristina Kirchner, ni Mauricio Macri, ni Alberto Fernández ni Javier Milei pudieron hacerlo realidad. Las razones son múltiples: la grieta política, el temor al uso electoral de su figura y su apretada agenda vaticana.

"Vuelvo en unas semanas", dijo Jorge Bergoglio en marzo de 2013, cuando partió hacia Roma con una pequeña valija y un pasaje de regreso a Buenos Aires, sin saber que el cónclave lo convertiría en el primer papa argentino de la historia. Nunca volví como Francisco.

El Papa de las periferias

Bergoglio se volcó desde el inicio de su pontificado a una Iglesia enfocada en las periferias, y visitó países olvidados por la agenda papal tradicional. Pero siempre dejó una puerta entreabierta para la Argentina. Su afecto por Buenos Aires era profundo: le gustaba caminar por sus barrios, tomar el subte, mezclarse con la gente.

Incluso, había reservado una habitación en el Hogar Sacerdotal Monseñor Mariano A. Espinosa, en el barrio de Flores, para su retiro. Era la número 13. Allí había vivido años atrás, como vicario. Pero su elección como papá alteró todos sus planos.

El peso de lo simbólico

Sus allegados aseguran que Francisco nunca dejó de pensar en su país. Sin embargo, el temor a que su figura fuera utilizada políticamente pesó más que el deseo personal. "Fue una persona que siempre postergó lo propio", señaló la periodista italiana Francesca Ambrogetti, coautora de El Jesuita y El Pastor . Así también postergó volver a casa.

Durante su pontificado, mantuvo relaciones cambiantes con los presidentes argentinos. Con Cristina Kirchner, la relación pasó de la tensión al diálogo. Con Mauricio Macri, era más distante; una famosa foto con gestos adustos sintetizó ese vínculo frío. Sus posiciones sociales le valieron el mote de "papa peronista" por parte de sus detractores.

Con Alberto Fernández, el clima pareció mejorar, pero la pandemia frustró los planes de visita. En 2023, Francisco expresó que planeaba viajar, pero advirtió: "Tendremos que ver si es posible".

La llegada de Javier Milei tampoco cambió el panorama. Si bien hubo cordialidad en su encuentro de febrero de 2024, el recuerdo de las críticas que el entonces candidato libertario lanzó contra el papa —llegando a llamarlo "el representante del maligno"— no se esfumó del todo. A esto se sumó el frágil estado de salud de Francisco, que terminó por cerrar la puerta, al menos por ahora.

Un regreso postergado... quizás para siempre

Francisco se fue de la Argentina siendo Jorge. Su transformación en líder espiritual mundial impuso otras prioridades. Y aunque el anhelo sigue latente, el regreso —ese que tantos esperaban— se fue diluyendo con el tiempo.