El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, volvió a cuestionar públicamente al Gobierno nacional por lo que considera una falta de respuestas concretas en el marco de las negociaciones por el Presupuesto 2026 y las reformas estructurales que la Casa Rosada busca impulsar en los próximos dos años. Con un tono más enérgico que en declaraciones previas, el mandatario provincial expresó su frustración por la ausencia de avances en los compromisos de financiamiento y obras de infraestructura que, según afirmó, fueron acordados meses atrás.
"El poncho no aparece. No estamos pidiendo nada que no se hayan comprometido antes", sostuvo Saénz durante una entrevista con Eduardo Feinmann en radio Mitre. La frase, que rápidamente tomó relevancia política, sintetiza el malestar del gobernador en un momento clave para la relación entre la Nación y las provincias del norte.
El conflicto se inscribe en un complejo proceso de negociación que el gobernador mantiene con el ministro del Interior, Diego Santilli, uno de los encargados de reunir apoyos para aprobar el Presupuesto 2026 y para garantizar el avance de las reformas de "segunda generación" promovidas por Javier Milei. Estas incluyen modernización laboral, cambios tributarios y un endurecimiento del Código Penal.
Si bien Sáenz reconoció la voluntad de diálogo de Santilli, advirtió que esa predisposición no basta si no se traducen en hechos concretos los compromisos firmados en junio pasado. "Todavía no hemos logrado entendernos en muchas cosas. Le pone mucha voluntad Santilli", reconoció. Pero acto seguido remarcó: "Estamos pidiendo que lo que firmamos en junio, que no afectaba el equilibrio fiscal, se empiece a cumplir. Esas obras son muy importantes para la provincia".
Con ironía y evidente malestar, agregó: "Lamentablemente, si seguimos así, la inaugurarán mis tataranietos. Estamos esperando que el poncho aparezca. Elegimos creer". Con esa frase ilustró la sensación de parálisis que, según él, atraviesan los proyectos comprometidos para Salta, especialmente aquellos vinculados al desarrollo minero, la infraestructura vial y la producción regional.
La pulseada con los gobernadores "dialoguistas"
Las quejas de Sáenz no ocurren en soledad. Forman parte de un tablero político más amplio donde varios gobernadores buscan equilibrar reclamos presupuestarios con la necesidad de diferenciarse de la oposición más dura y, al mismo tiempo, mantener canales de diálogo con la Casa Rosada. Según confirmaron fuentes al tanto de las conversaciones, un grupo de cinco mandatarios de distintos signos políticos —Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Hugo Passalacqua (Misiones) y Rolando Figueroa (Neuquén)— evalúan conformar un bloque o interbloque legislativo capaz de negociar en conjunto con el Gobierno nacional.
El grupo, que mantiene contactos institucionales y diálogos informales con Javier Milei desde su triunfo electoral, analiza brindar su apoyo a las reformas que el Ejecutivo pretende aprobar. Para el oficialismo, este eventual armado legislativo sería clave: las iniciativas requieren mayorías especiales de al menos 129 diputados y 37 senadores, números que podrían alcanzarse si estos gobernadores se alinean en el Congreso.
En ese contexto, Sáenz insistió en que las decisiones del Gobierno no pueden tomarse sin escuchar a las provincias que se verían directamente afectadas. Sobre la reforma laboral, reconoció que aún no conoce un proyecto formal: "Todavía no tenemos en claro cuál va a ser. El proyecto no está. Hay trascendidos, cosas que no se han conversado", señaló. Pese a ello, se mostró dispuesto a discutir: "Hay que aggiornarse a los nuevos tiempos y tienen que estar en la mesa todos los actores cuyos intereses puedan verse afectados".
Reclamos del Norte Grande y nuevo liderazgo
La tensión escaló un día después de que los gobernadores del Norte Grande solicitaran una reunión directa con Milei para exigir la normalización de los giros de fondos coparticipables. El encuentro regional, realizado bajo la presidencia del santiagueño Gerardo Zamora, reunió a mandatarios de casi todas las provincias del bloque. También participó Oscar Morocco, vicegobernador de Salta, en representación de Sáenz.
El cónclave dejó dos definiciones: un reclamo unificado para retomar el flujo de recursos federales y un cambio de mando en el Consejo del Norte Grande. Zamora, que asumirá su banca en el Senado el 10 de diciembre, cedió la presidencia pro tempore a Raúl Jalil, quien encabezará el organismo en una etapa que promete ser clave para la relación con la Casa Rosada.
Con un tono firme, Sáenz dejó en claro que acompañará reformas "fundamentales", pero exigió avances concretos que permitan a las provincias del norte desarrollar su potencial económico. Y volvió a marcar el punto que tensó su vínculo con el Gobierno: "Estamos esperando que el poncho aparezca".