Tedeum con distancia: Milei y Villarruel, juntos pero lejos en este 25 de Mayo
Aunque compartirán el acto en la Catedral Metropolitana, el Presidente y su vice mantienen una relación fría y sin diálogo privado. En el Gobierno desconfían de los gestos conciliadores de Villarruel y descartan una reconciliación.

Aunque la tensión entre Javier Milei y Victoria Villarruel disminuyó en las últimas semanas, el vínculo entre el Presidente y su vice sigue atravesado por la desconfianza y la distancia. Este 25 de Mayo volverán a coincidir públicamente en el tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana, pero sin gestos de cercanía ni voluntad de reconciliación. No habrá caminata conjunta por Plaza de Mayo ni diálogo privado, a pesar de que en el oficialismo reconocen señales de distensión.

En la Casa Rosada sostienen que los intentos de acercamiento de Villarruel responden más a una estrategia de conveniencia que a una verdadera intención de recomponer la relación. "No se puede confiar en ella", repiten con firmeza en el entorno presidencial, donde aseguran que los movimientos de la vicepresidenta son leídos como un intento de congraciarse tras un largo período de tensiones.

El Gobierno, que viene de celebrar una victoria en las elecciones del domingo pasado, cuidará las formas en esta fecha patria. Fiel a su estrategia comunicacional, los libertarios —con Karina Milei y la Secretaría General al mando de cada detalle— prepararon meticulosamente la puesta en escena de la jornada. Desde el atuendo presidencial, que podría incluir un uniforme de granadero, hasta la interacción puntual con Villarruel durante la ceremonia religiosa, todo fue calculado para evitar gestos contradictorios.

A diferencia de lo ocurrido hace un año, cuando Milei y Villarruel caminaron juntos por la Plaza de Mayo y compartieron sonrisas ante las cámaras, esta vez el reencuentro será breve y acotado. Ambos estarán presentes en el pasillo del Arzobispado porteño y escucharán juntos el mensaje del arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva, pero no habrá una muestra pública de unidad.

En Balcarce 50 admiten que una postal de desencuentro podría generar ruido político, sobre todo frente al círculo rojo, siempre atento a las señales de poder. Pero también reconocen que no están dispuestos a forzar una imagen de cohesión interna que no existe. Las diferencias entre los sectores que responden a Santiago Caputo y los operadores políticos de Karina Milei, como Sebastián Pareja y los hermanos Menem, siguen latentes y sin resolución.

La desconfianza hacia Villarruel se mantiene intacta en el entorno presidencial. El propio Milei, con el aval de su hermana Karina y el asesor Caputo, considera que la vicepresidenta actúa con segundas intenciones y no descarta que esté construyendo su propio camino con vistas a una eventual candidatura en 2027.

Pese a todo, los últimos gestos de Villarruel, como evitar marcar diferencias públicas con el Ejecutivo y no lanzar su propio armado político de cara a las legislativas, han sido interpretados por algunos como un gesto de "rendición". "Victoria se plegó a Javier porque no le quedaba otra. Pero lo hizo", reconoció un funcionario cercano al Presidente. Otro, más escéptico, deslizó: "Cuando vas ganando, muchos se quieren subir".

Incluso, tras el fracaso del proyecto Ficha Limpia en el Senado, desde el Ejecutivo optaron por no responsabilizar a Villarruel, algo inusual dado el historial de reproches que le han endilgado en votaciones anteriores. Un cambio de tono que no necesariamente implica una tregua, pero sí revela una nueva etapa del vínculo: fría, estratégica y sin margen para nuevos conflictos internos.