Un grupo conformado por 17 pingüinos magallánicos y 1 pingüino de penacho amarillo volvieron al mar en las playas de San Clemente del Tuyú luego de atravesar un proceso de rehabilitación en un centro de rescate.

La aves fueron encontradas entre finales de febrero y abril de este año y presentaban cuadros de desnutrición, deshidratación, hipotermia y alto grado de parasitismo.

Las encontraron en distintas localidades del Partido de la Costa y en las ciudades de Pinamar, Valeria del Mar, Villa Gesell, Bahía Blanca y Berisso. En algunos casos, de los rescates participaron Prefectura Naval Argentina, la Estación de Rescate de Fauna Marina Guillermo “Indio” Fidalgo, de Bahía Blanca, y Fundación Rescate Verdemar, de Villa Gesell.

El tratamiento que recibieron cuando ingresaron al centro de rescate

Respecto al tratamiento que recibieron al momento de su ingreso al centro de rescate, Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación Mundo Marino, describió: “Lo más importante en primer lugar es la estabilización del animal. En estos casos, se logra a través de la hidratación con fluidoterapia y terapia térmica con calor para darles confort, dado que, en algunos casos llegan con hipotermia”.

Antes de recibir al alta médica, se les coloca un chip con un número que, en caso de aparecer en otra geografía, permite identificar el centro de rescate donde estuvo y el tratamiento que recibió.

La historia de Néstor, el pingüino encontrado en Berisso

Entre los 18 pingüinos que regresaron al mar durante la mañana del viernes 6 de mayo se encontraba “Néstor” un pingüino magallánico que apareció a fines del mes de febrero en la playa La Balandra, de Berisso.

En primer lugar fue asistido por Defensa Civil de ese municipio y por la ONG Gestión en Protección y Defensa Animal. Luego, el Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires se encargó de su derivación, primero, a la Fundación Temaikén y, finalmente, a la Fundación Mundo Marino.

Elba Tiburzi, presidenta de la ONG contó que fue una situación muy atípica porque no es una especie que estén acostumbrados a tratar. Recibieron caballos, coipos y hasta algunas aves rapaces, pero no pingüinos.

Y agregó: “Yo estaba muy asustada. Mi principal preocupación era que el animalito no muriera sin asistencia. A través del Bioparque de La Plata logré recibir recomendaciones de la Fundación Mundo Marino para saber cómo tratarlo. Lo resguardé en una sábana en la enfermería de nuestro centro de rescate y me quedé durmiendo al lado de él toda la noche, hasta la mañana del día siguiente que el personal del Ministerio de Ambiente de Provincia lo trasladó a Temaikén”.