Advierten que el cacao y el té protegen el corazón del daño oculto por estar sentado
Una investigación de la Universidad de Birmingham reveló que los flavanoles presentes en alimentos como el cacao, el té, las manzanas y las bayas pueden reducir el deterioro de la función vascular asociado a largos períodos de sedentarismo. El hallazgo refuerza el rol de la alimentación en la prevención cardiovascular.

Un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, volvió a poner bajo la lupa los efectos del estilo de vida sedentario sobre la salud cardiovascular. La investigación, centrada en hombres jóvenes y saludables, sugiere que el consumo regular de alimentos ricos en flavanoles —compuestos bioactivos presentes en el cacao, el té, las manzanas y diversas bayas— podría ofrecer una protección significativa frente al deterioro de la función vascular que se produce tras varias horas de estar sentado.

En la vida moderna, pasar largos períodos sin moverse es prácticamente una constante. Las estadísticas estiman que los adultos jóvenes pasan cerca de seis horas diarias sentados, ya sea frente a una computadora, estudiando, trabajando o utilizando dispositivos electrónicos. La evidencia científica ya ha demostrado que el sedentarismo prolongado reduce la funcionalidad de los vasos sanguíneos, especialmente de las arterias responsables de regular el flujo de sangre hacia distintos órganos. Este fenómeno, incluso cuando ocurre durante pocas horas, puede representar el inicio de un proceso más prolongado que compromete la salud cardiovascular.

El estudio de Birmingham buscó analizar si ciertos alimentos podían ofrecer una barrera protectora frente a este daño "silencioso", que no suele generar síntomas inmediatos pero sí deja huellas fisiológicas. Para ello, los investigadores trabajaron con un grupo de participantes a quienes evaluaron antes y después de permanecer varias horas sentados, tanto tras el consumo de flavanoles como sin ellos.

Los resultados mostraron una diferencia notable: quienes habían ingerido alimentos ricos en flavanoles experimentaron menor deterioro en la función endotelial, es decir, en la capacidad de los vasos sanguíneos para expandirse y contraerse adecuadamente. Este hallazgo es relevante porque el endotelio, una fina capa de células que recubre las arterias, cumple un rol esencial en la regulación del flujo sanguíneo y en la prevención de enfermedades cardíacas.

Entre los alimentos destacados por su aporte de flavanoles, el estudio subrayó especialmente el y el cacao, dos productos de consumo habitual y accesible. Ambos contienen compuestos que promueven la producción de óxido nítrico, una sustancia clave para mantener las arterias flexibles y saludables. También se mencionaron otras fuentes como las bayas y las manzanas, lo que amplía el abanico de opciones posibles dentro de una alimentación cotidiana.

Los especialistas advirtieron, sin embargo, que el consumo de estos alimentos no reemplaza la importancia de interrumpir el sedentarismo con actividad física. Recomendaron hacer pausas activas cada 30 a 60 minutos —aunque sea caminando unos pocos minutos— para evitar que el organismo permanezca demasiado tiempo en reposo. Los flavanoles, señalaron, actúan como un complemento que podría mitigar los efectos negativos del sedentarismo, pero no como un sustituto del movimiento.

La investigación aporta evidencia valiosa en un contexto donde el tiempo sentado continúa en aumento, tanto en entornos laborales como educativos. Los autores señalaron que, si bien el estudio se centró en hombres jóvenes y sanos, los resultados podrían abrir el camino para futuras investigaciones con distintos grupos poblacionales y para el desarrollo de estrategias nutricionales orientadas a la prevención cardiovascular.

En un mundo cada vez más dominado por la inactividad, los hallazgos vuelven a poner en primer plano la necesidad de combinar una alimentación rica en compuestos protectores con hábitos de vida más dinámicos. El cacao y el té, dos alimentos de consumo masivo, podrían convertirse en aliados simples pero efectivos en la lucha contra un problema tan silencioso como extendido.