El servicio de transporte urbano en Catamarca volvió a funcionar con normalidad, según informó el Ministerio de Integración Regional, Logística y Transporte. Todas las empresas ya se encuentran operativas, aunque algunas líneas mantienen frecuencias reducidas que se regularizarán de manera progresiva.
Desde la cartera provincial señalaron que continúan realizando el seguimiento correspondiente para garantizar la correcta prestación del servicio y la seguridad de los usuarios, especialmente durante esta etapa de ajuste en los cronogramas.
La medida se dio luego de que ayer la Provincia concretara la transferencia de los fondos correspondientes al subsidio destinado a las empresas. Ese movimiento financiero era el punto clave que la UTA esperaba para levantar gradualmente la medida de fuerza. Con ese dinero en camino a las cuentas de las patronales, el gremio resolvió permitir la reactivación del servicio a partir de hoy, aunque bajo un esquema de servicio reducido.
Incertidumbre
El gremio advirtió también que, pese a la transferencia realizada, aún no existe claridad respecto de si los fondos depositados incluyen las partidas necesarias para cubrir el pago del medio aguinaldo, cuyo vencimiento se aproxima en los próximos días. La incertidumbre sobre este punto genera preocupación entre los trabajadores, que ya manifestaron su estado de alerta ante la posibilidad de un nuevo incumplimiento salarial. En caso de no concretarse el depósito correspondiente, no se descarta la posibilidad de nuevos conflictos.
La situación del transporte público se ve atravesada, además, por otro factor que impactará directamente en los usuarios: el inminente aumento del boleto. Tal como adelantaron las autoridades provinciales, se estima que el nuevo cuadro tarifario comenzará a regir la próxima semana, llevando el valor del pasaje urbano a $1.250. Este incremento representa una nueva presión para los bolsillos de los pasajeros, que ya afrontan las dificultades derivadas de la inestabilidad del servicio.
Para los usuarios, la combinación de paros, servicios restringidos y aumentos tarifarios construye un escenario cada vez más complejo. La incertidumbre sobre los horarios, sumada a la dificultad para prever la frecuencia de los colectivos, obliga a muchos a reorganizar sus rutinas laborales, educativas y personales. Mientras tanto, desde el sector empresarial se insiste en que la ecuación de costos es crítica y que los subsidios resultan insuficientes para sostener el funcionamiento normal del sistema.