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Celos en las relaciones: cómo gestionarlos sin dañar el vínculo ni la salud emocional

Desde una mirada psicológica, los celos aparecen como una señal de importancia afectiva y no necesariamente de inmadurez. Especialistas explican cómo detectar cuándo son saludables y cuándo pueden derivar en conductas dañinas, un tema que también atraviesa a parejas y jóvenes en Catamarca.

21 Noviembre de 2025 11.17

Los celos suelen asociarse a inmadurez o a intentos de posesión, pero la psicóloga y psicoterapeuta Katja Myllyviita ofrece otra lectura: se trata de una emoción que surge cuando sentimos que una relación valiosa está en riesgo. Es, en palabras de la especialista, "un mensaje de que esa relación nos importa y no queremos perderla". Un tema que también aparece en consultas cotidianas de parejas y jóvenes en Catamarca, donde la salud emocional ocupa un lugar creciente en la agenda pública.

Como ocurre con otras emociones intensas, los celos tienen dos dimensiones posibles. En niveles moderados, pueden abrir conversaciones necesarias, poner límites y expresar necesidades. Pero cuando se transforman en control, sospecha constante o angustia persistente, dejan de ser una señal saludable para convertirse en un problema que afecta la convivencia.

Cuando los celos ayudan

Los celos momentáneos pueden funcionar como un alerta interno: algo cambió, no nos sentimos cómodos o surgió un límite que necesita revisión. En estas situaciones, expresar el malestar con claridad —sin acusaciones— puede fortalecer el vínculo. Para Myllyviita, una frase del tipo "esto me molesta y me gustaría que lo hablemos" resulta más constructiva que callar o reaccionar de manera impulsiva.

También permiten revisar necesidades que no fueron expresadas: más cercanía, atención, intimidad o acuerdos que se volvieron difusos con el tiempo.

Cuando los celos empiezan a dañar

Los problemas aparecen cuando los celos se vuelven desproporcionados, constantes o se traducen en conductas de control. Revisar teléfonos, cuestionar amistades, exigir explicaciones permanentes o limitar actividades son ejemplos de señales que deterioran la relación. En esos casos, explica la psicóloga, "a través de los celos, una persona termina dañando aquello que quería cuidar".

En situaciones extremas, pueden derivar en abusos o violencia física y emocional. Si alguien pide controlar amistades, horarios, dispositivos o restringir actividades, es fundamental buscar asistencia profesional.

Por qué algunas personas sienten más celos

Los celos no siempre responden al presente. Muchas veces se activan por experiencias previas: engaños en relaciones anteriores, inseguridad personal, miedo a la soledad o abandono emocional en la infancia. También influyen los modelos aprendidos: dinámicas familiares basadas en el control, silencios prolongados o conductas posesivas pueden repetirse en la adultez.

Cómo regular los celos sin lastimar

Especialistas coinciden en que los celos pueden trabajarse. Entre las estrategias más recomendadas se encuentran:

  • Reconocer la emoción sin juzgarla y ponerla en palabras.
  • Explorar qué hay detrás: miedo al abandono, necesidad de cercanía, inseguridad personal.
  • Conversar sin acusaciones, utilizando expresiones del tipo "yo siento" en lugar de "vos hacés".
  • Evitar actuar por impulso, como revisar redes sociales o pedir contraseñas.
  • Fortalecer la autoestima para reducir el temor a perder la relación.
  • Según Myllyviita, regular los celos implica desarrollar herramientas emocionales más que vigilar al otro.

Cuándo pedir ayuda

Cuando los celos son intensos, frecuentes o interfieren con la vida cotidiana —ya sea porque generan malestar o impulsan conductas de control—, buscar apoyo profesional puede ser clave. La terapia contribuye a identificar el origen del malestar y a construir vínculos basados en la confianza.

Un cierre necesario

Los celos pueden indicar que algo nos importa, nos afecta o nos vulnera. El desafío no es negarlos, sino aprender a escucharlos y transformarlos en diálogo, autocuidado y relaciones más sanas.