Cinco beneficios de caminar después de comer, según especialistas
Una caminata de 10 a 15 minutos tras el almuerzo o la cena puede mejorar la digestión, favorecer la salud del corazón y hasta ayudar a dormir mejor. Médicos destacan por qué incorporar este hábito en la rutina diaria.

Caminar luego de una comida, ya sea copiosa o ligera, puede marcar una gran diferencia en la salud. Aunque muchas personas prefieren descansar o recostarse después de almorzar o cenar, especialistas recomiendan lo contrario: calzarse las zapatillas y salir a dar un paseo.

La doctora Heather Viola, médica de Mount Sinai Doctors-Ansonia, enumera cinco razones respaldadas por estudios que justifican este hábito. Una de las más destacadas es la mejora en la digestión.

Mejor digestión
Caminar estimula el estómago y los intestinos, lo que acelera el tránsito de los alimentos y reduce síntomas como hinchazón, constipación, reflujo e indigestión.

Salud cardiovascular
Diversas investigaciones demuestran que caminar tras una comida puede reducir la presión arterial y el colesterol, además de disminuir el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares. Incluso, un estudio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. señaló que una caminata breve de 10 a 15 minutos después de comer resulta más efectiva que ejercicios largos para prevenir enfermedades cardíacas.

Control del azúcar en sangre
La falta de movimiento después de comer puede generar picos de glucosa, lo que sobrecarga al hígado y los músculos. Con el tiempo, esto favorece la resistencia a la insulina y aumenta el riesgo de diabetes tipo 2. En cambio, una caminata tras la comida ayuda a estabilizar los niveles de azúcar.

Pérdida de grasa corporal
Además de mejorar la digestión y la glucosa, caminar favorece la regulación del apetito y reduce la probabilidad de atracones. Según Viola, lo ideal es caminar a un ritmo de 4 a 5 km por hora, aunque incluso una caminata lenta es más beneficiosa que descansar inmediatamente después de comer.

Mejor descanso
Caminar también contribuye a regular el ritmo circadiano, promoviendo un sueño más profundo y reparador. Al reducir las molestias estomacales post comida, se facilita la conciliación del sueño y mejora la calidad del descanso.

Incorporar este hábito, aseguran los especialistas, no solo mejora la salud física, sino también el bienestar general.