Las almohadas, con el paso del tiempo y el uso cotidiano, suelen tornarse amarillas, un problema común que genera incomodidad y da una sensación de falta de higiene. Aunque el sudor es la principal causa, existen otros factores que contribuyen al deterioro del color.
¿Por qué se ponen amarillas las almohadas?
Durante la noche, el cuerpo transpira y ese sudor atraviesa la funda hasta llegar a la almohada. Con el tiempo, las sales y residuos naturales provocan manchas difíciles de remover. Pero esta no es la única razón:
Restos de saliva: quienes duermen boca abajo o de costado suelen humedecer la almohada sin darse cuenta.
Grasas naturales: los aceites que produce el cuerpo —tanto de la piel como del cabello— se transfieren al tejido.
Cosméticos: cremas, maquillajes o lociones aplicadas antes de dormir pueden dejar residuos.
Humedad ambiental: en climas húmedos, el tejido retiene la humedad y acelera el amarillamiento.
Afortunadamente, existe una solución casera que permite recuperar el color original y eliminar las manchas más persistentes.
La mezcla casera que funciona de verdad
Ingredientes:
- 1 taza de bicarbonato de sodio
- 1 taza de detergente en polvo (blanco o neutro)
- 1 taza de agua oxigenada (3%)
- 1/2 taza de vinagre blanco
- Agua caliente
Paso a paso:
- Mezclar el bicarbonato, el detergente y el agua oxigenada en un recipiente.
- Llenar el lavarropas con agua caliente (siempre respetando la temperatura máxima permitida por la almohada).
- Agregar la mezcla casera y luego el vinagre blanco.
- Introducir la almohada y verificar que quede completamente sumergida.
- Dejar en remojo durante 30 minutos.
- Lavar en el ciclo habitual. Si queda espuma o restos de detergente, realizar un segundo enjuague.
- Secar al aire libre o en secadora, siguiendo las indicaciones de la etiqueta.
Precauciones importantes
- Revisar la etiqueta de lavado: algunas almohadas, especialmente las de plumas o materiales delicados, no toleran el agua caliente.
- Probar primero en un sector pequeño: sirve para verificar que la mezcla no afecte el material.
- Evitar el agua caliente en almohadas de látex o memory foam: estos materiales pueden deformarse.
- No excederse con el vinagre: puede dejar olor fuerte o afectar ciertos tejidos.
- Garantizar un secado completo: la humedad interna favorece la formación de hongos y malos olores.
- No mezclar productos sin control: fuera del procedimiento indicado, el bicarbonato, el vinagre y el peróxido pueden neutralizarse o generar reacciones no deseadas.
- No repetir el proceso con demasiada frecuencia: si bien es efectivo, su uso excesivo puede desgastar las fibras.
Con estos cuidados y una preparación sencilla, es posible extender la vida útil de las almohadas y mantenerlas limpias, frescas y libres de manchas.