En un barrio cordobés, como podría ser en cualquiera del país, niños y niñas se reunieron para conversar sobre sus deseos en el marco del Día del Niño. La actividad, impulsada por la organización Si nos reímos, nos reímos todxs, que trabaja en prevención del bullying y promoción del buen trato, abrió un espacio de escucha y reflexión donde los chicos expresaron qué esperan de los adultos.
"¿Qué les gustaría recibir que no sea algo material?", fue la primera consigna. Las respuestas revelaron anhelos sencillos y profundos: Johnny pidió una carta de su mamá, Joaquín más tiempo compartido en familia, Brisa sueña con comer un helado con su madre y Aquiles con jugar a lo que él quiera con ella. Celia, en tanto, expresó su deseo de recibir cartas con recuerdos de sus abuelos, incluso de los que ya no están.
Pantallas y límites
La charla derivó en un tema cotidiano: el uso del celular. Algunos niños ya tienen dispositivo propio; otros acceden al de sus padres o hermanos. Las reglas son variadas: desde horarios establecidos hasta noches de desvelo frente a videos.
Cuando se les preguntó qué normas pondrían ellos a los adultos, coincidieron en algo clave: "Que al llegar del trabajo dejen el celular y hablen con nosotros", dijo Nicole. El momento de la comida, relataron, suele ser el único en el que los teléfonos quedan fuera de la mesa.
Consultados sobre experiencias negativas en internet, varios chicos admitieron haber visto contenidos que les causaron miedo o rechazo. Ante ello, la especialista Viviana Cativelli insistió en la importancia de avisar siempre a un adulto, cerrar la aplicación y no compartir datos personales.
Lo que más valoran
Los recuerdos familiares más significativos también aparecieron en la ronda: cocinar juntos, compartir juegos y ser escuchados con atención. Una niña destacó que su abuela "siempre escucha todo y no mira el celular cuando hablo". Entre risas, Johnny y Zoe, hermanos mellizos, contaron cómo una milanesa quemada se transformó en una anécdota divertida.
La conversación se cerró con un deseo colectivo hacia otros chicos: "Que tengan casa", "comida suficiente", "útiles para la escuela" y "un papá que los ayude a estudiar". También surgieron pedidos de valores como humildad, solidaridad y respeto, y un mensaje contundente: "Que ningún niño sea maltratado".
"Escuchar con los ojos"
Desde la ONG organizadora subrayaron que estos encuentros reflejan demandas profundas: la necesidad de ser escuchados con atención plena, validación emocional y presencia real. En la Semana de la Niñez, proponen a las familias regalar al menos una hora diaria de juego elegido por los chicos, con abrazos y palabras de acompañamiento.
"El juego no es un lujo, sino un derecho esencial para su desarrollo físico, mental y emocional", remarcaron. Y concluyeron: "No hacen falta grandes recursos, sino disposición a compartir. Ese tiempo puede transformar la dinámica familiar y dejar huellas para toda la vida".