El truco simple para mantener la frescura en la ropa de cama, ideal para hogares de Catamarca
Un método económico y accesible permite conservar el aroma y la sensación de limpieza en las sábanas. Con pocos ingredientes es posible preparar un perfume casero que prolonga la frescura en la ropa de cama.

Dormir en una cama con sábanas limpias y frescas es una experiencia valorada en cualquier hogar, también en Catamarca, donde las altas temperaturas suelen acentuar la necesidad de ambientes más livianos y agradables para descansar. La sensación de bienestar que ofrece la ropa de cama recién lavada puede perderse con el tiempo, pero existen alternativas simples para prolongar esa fragancia.

El perfume, tanto en su uso personal como en el hogar, es un detalle que no pasa desapercibido, especialmente cuando se trata del aroma de las sábanas. Aunque ese placer suele ser breve, hay métodos caseros efectivos para mantener la frescura por más tiempo y mejorar la calidad del descanso.

Cómo preparar un perfume casero para tus sábanas

Ingredientes:

Bicarbonato de sodio

Aceites esenciales (el que tengas en casa)

Vinagre blanco

Agua tibia

Atomizador

Para elaborar este perfume casero, solo es necesario mezclar en una botella con atomizador una taza de agua tibia, dos cucharadas de vinagre blanco y una cucharadita de bicarbonato de sodio. Luego, agregar entre 10 y 15 gotas del aceite esencial elegido y agitar bien antes de utilizar.

Al hacer la cama, se recomienda rociar las sábanas desde unos 30 centímetros para distribuir el aroma de manera pareja. Tras aplicar la mezcla, conviene dejar ventilar unos minutos antes de acostarse, permitiendo que el aroma se fije sin humedecer la tela.

Los aceites esenciales más utilizados son limón, jazmín, coco o vainilla, aunque cualquier fragancia disponible en el hogar puede funcionar.

Este método no solo contribuye a mejorar el olor de la ropa de cama, sino también el descanso, sin necesidad de recurrir a productos complejos o costosos.

Cada cuánto conviene cambiar las sábanas

La recomendación general es renovar las sábanas una vez por semana. En casos donde la cama no se usa diariamente, este plazo puede extenderse a dos semanas. La frecuencia puede variar según la estación del año, si la persona duerme sola o acompañada, o si comparte la cama con niños o mascotas.

El recambio y lavado frecuente son necesarios porque la ropa de cama acumula ácaros, células y escamas de piel, suciedad del ambiente y otros residuos.