Las festividades en honor a Nuestra Señora del Valle no solo dejaron una profunda huella espiritual en los miles de fieles que se acercaron al Santuario, sino que también se transformaron en un motor de asistencia social tangible para los sectores más necesitados de la ciudad. En una jornada marcada por la logística solidaria, los integrantes del grupo María Solidaria, en conjunto con el rector del Santuario Catedral, el Padre Juan Ramón Cabrera, llevaron adelante la distribución de los alimentos no perecederos recolectados durante el septenario.
Esta iniciativa, que se repite año tras año, busca canalizar la devoción de los "alumbrantes" —instituciones y particulares que rinden homenaje a la Madre del Valle— hacia un fin benéfico directo. En esta oportunidad, el alcance de las donaciones permitió cubrir una red de comedores comunitarios y centros de asistencia que cumplen un rol crítico en la contención social de diversos barrios periféricos.
Una red de asistencia que llega a los barrios
La entrega de los insumos fue planificada para alcanzar puntos estratégicos donde la demanda alimentaria es creciente. Entre las instituciones beneficiadas se destacan el comedor de Don Bambicha, el espacio coordinado por la Sra. Rosita Gómez en las instalaciones del Club Sarmiento, y el centro Carpa Blanca, ubicado en el populoso barrio San Jorge.
La ayuda también llegó al sector sur de la capital, alcanzando el comedor de la Sra. Eliana Salas en el Loteo Sussex y el de la Sra. María Elena Figueroa (conocida afectuosamente como "Nonita") en el barrio San Antonio Sur. Asimismo, se reforzó la despensa de la Parroquia Sagrada Familia, que mantiene un compromiso constante con las familias de su jurisdicción.
Un punto destacado de esta distribución fue la entrega de suministros a la Comunidad Cenáculo. Esta institución, dedicada exclusivamente al acompañamiento y recuperación de jóvenes que atraviesan problemas de adicciones, recibió una partida de alimentos destinada a sostener su modelo de vida comunitaria. Para el grupo María Solidaria, el apoyo a este tipo de centros es fundamental, entendiendo que la problemática de las adicciones requiere de una mirada integral y del respaldo de la comunidad para asegurar la continuidad de los tratamientos.
El destino de las ofrendas y el rol de los voluntarios
Desde la organización explicaron que el origen de estos recursos reside en la generosidad de los distintos sectores que participaron de las celebraciones marianas. Los productos fueron ofrecidos como gesto de gratitud y devoción durante las misas y homenajes.
Sin embargo, la labor solidaria comenzó antes de esta entrega final. Durante los días de mayor afluencia de visitantes —el 7 y 8 de diciembre—, una parte significativa de los alimentos donados fue utilizada para la preparación de raciones calientes destinadas a los hermanos peregrinos. Miles de personas que llegaron a pie o en bicicleta desde provincias vecinas pudieron alimentarse gracias a este sistema de economía circular solidaria gestionado por los voluntarios.
Gratitud y compromiso
El Padre Juan Ramón Cabrera y los referentes de María Solidaria expresaron su profundo agradecimiento a todos los voluntarios que donaron su tiempo y esfuerzo para clasificar y distribuir las donaciones. "La fiesta de la Virgen no termina con la procesión; se extiende en el plato de comida que llega a quienes más lo necesitan", señalaron desde el Santuario.
Este despliegue reafirma la importancia del Santuario de Nuestra Señora del Valle no solo como un epicentro de fe, sino como un eje de articulación social capaz de transformar el fervor religioso en ayuda humanitaria concreta.