Histórico ingreso de peregrinos: la Virgen del Valle convocó a más de 300 mil fieles
Más de 305 mil fieles y casi 120 mil vehículos ingresaron a Catamarca desde fines de noviembre, en un marco de intensa devoción que supera ampliamente los registros del año pasado y consolida a la celebración como uno de los mayores movimientos religiosos del país.

Las Fiestas Marianas 2025 volvieron a marcar un hito en la historia religiosa y social de la provincia con un ingreso récord de peregrinos al Valle Central. Según el relevamiento realizado por personal policial que cumple funciones en los distintos puestos camineros, entre el 29 de noviembre y las 12:30 de este lunes ya habían ingresado a la región 118.430 vehículos y un total de 305.765 peregrinos, cifras que reflejan la magnitud de la convocatoria y el profundo arraigo de la devoción a la Virgen del Valle.

De acuerdo con los datos oficiales, el mayor volumen de ingresos se registró como es costumbre en los puestos camineros de El Portezuelo y de Nueva Coneta, considerados accesos estratégicos al Valle Central. En su mayoría, los fieles provienen de provincias del norte argentino, entre ellas Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y La Rioja, aunque también se registró la llegada de peregrinos desde otros puntos del país que se sumaron a las celebraciones en honor a la Madre Morena.

El flujo de fieles se mantuvo constante desde los primeros días de las celebraciones marianas, evidenciando una alta participación a lo largo de toda la novena y las actividades litúrgicas y pastorales previas, esto a pesar de las condiciones climáticas y la situación económica. Este movimiento sostenido culmina este lunes con la Solemne Procesión, uno de los momentos centrales y más esperados de las fiestas, que convoca a miles de personas en un clima de profunda fe y expresión popular.

Uno de los aspectos más destacados de este año es el marcado crecimiento en la cantidad de fieles que llegaron a Catamarca para participar de las festividades. Las cifras oficiales indican que prácticamente se duplicó el número de peregrinos en comparación con el año pasado, cuando el registro marcó la llegada de casi 140 mil personas. Este incremento significativo no solo pone en valor la celebración desde el punto de vista religioso, sino que también evidencia su impacto social, cultural y económico en toda la región.

Quienes arribaron hasta el Santuario de la Virgen del Valle y los distintos espacios del Paseo de la Fe debieron afrontar condiciones climáticas cambiantes. Durante los primeros días de peregrinación, los fieles caminaron largas distancias bajo altas temperaturas, propias de esta época del año. Posteriormente, la llegada de la lluvia trajo algo de alivio, aunque también implicó un desafío adicional para quienes transitaban a pie o en bicicleta. Las precipitaciones se hicieron sentir incluso hasta la madrugada de este lunes, acompañando el cierre de las celebraciones centrales.

Desde las fuerzas de seguridad se destacó el trabajo preventivo y de control desplegado en rutas y accesos, con el objetivo de ordenar el tránsito, garantizar la seguridad vial y asistir a los peregrinos durante su ingreso y permanencia en el Valle Central. El dispositivo incluyó controles vehiculares, asistencia sanitaria y acompañamiento a las columnas de fieles que avanzaron por rutas provinciales y nacionales.

El masivo arribo de peregrinos también generó un fuerte impacto en la dinámica del Valle Central, con un importante movimiento en los sectores comercial, turístico y de servicios. Hospedajes, locales gastronómicos y comercios registraron una alta demanda durante los días previos y centrales de las fiestas, consolidando a la celebración como uno de los eventos más relevantes del calendario anual.

La edición de este año de las Fiestas Marianas, que coiciden con un Año Jubilar, reafirma así el carácter multitudinario y federal de la devoción a la Virgen del Valle. Con cifras históricas, miles de kilómetros recorridos y un pueblo que renueva año tras año su fe, la celebración se consolida como una de las manifestaciones religiosas más convocantes del norte argentino y del país.