La llegada de los Paracaidistas Militares a Catamarca volvió a convertirse este lunes en uno de los momentos más emotivos de las celebraciones en honor a la Virgen del Valle. Como cada año, integrantes del Ejército Argentino protagonizaron una exigente peregrinación para rendir homenaje a su patrona, combinando disciplina, sacrificio físico y una profunda expresión de fe.
La tradicional Posta de los Paracaidistas tuvo su punto de partida el sábado por la tarde en la ciudad de Córdoba. Desde allí, mujeres y hombres de las fuerzas armadas iniciaron un extenso recorrido con destino a la capital catamarqueña, cumpliendo con un ritual que se repite cada diciembre y que ya forma parte del calendario espiritual y cultural de la provincia.
Durante la madrugada de este lunes, a las 5:30, el grupo se encontraba desplazándose por la ruta provincial Nº 33, a la altura del Aeropuerto Internacional Felipe Varela. En ese tramo final, ya muy cerca de su objetivo, los paracaidistas continuaban trotando de manera sostenida, manteniendo el ritmo y la formación pese al cansancio acumulado y a las condiciones climáticas adversas.
Según se informó, los efectivos soportaron lluvia casi constante durante alrededor de 23 horas en gran parte del recorrido. Lejos de ser un obstáculo, el clima adverso terminó reforzando el sentido del esfuerzo y el carácter simbólico de la peregrinación, que pone a prueba la resistencia física y mental de los participantes, pero también su convicción espiritual.
Tal como estaba previsto en el cronograma, a las 8:30 de la mañana de este lunes, los Paracaidistas Militares hicieron su ingreso trotando al Santuario de la Virgen del Valle y a la Catedral Basílica. La escena fue seguida con profunda emoción por cientos de fieles que, desde las primeras horas del día, colmaban el Paseo de la Fe, la Plaza 25 de Mayo y las inmediaciones del principal templo catamarqueño.
El arribo estuvo cargado de gestos de afecto y reconocimiento. Aplausos, vivas, banderas, oraciones y lágrimas acompañaron el ingreso del grupo a la plaza principal, en un clima de fuerte conexión entre los peregrinos y el pueblo catamarqueño. Muchos de los presentes esperaban desde temprano para presenciar un momento que, año tras año, se renueva como símbolo de devoción y entrega.
El gesto de los paracaidistas es esperado todos los meses de diciembre y valorado tanto por creyentes como por quienes destacan el compromiso institucional del Ejército Argentino con las tradiciones religiosas del país. No se reconoce únicamente el enorme esfuerzo físico que implica recorrer largas distancias trotando, sino también la expresión pública de fe y el homenaje a la Virgen del Valle, patrona espiritual de esta unidad militar.
Para los efectivos que integran la Posta, la peregrinación no es solo una prueba deportiva o de resistencia. Representa, además, un acto de gratitud y de petición, una manera de encomendar su servicio y sus vidas a la protección de la Virgen. En cada paso del trayecto se conjugan valores como la disciplina, la camaradería, el sacrificio personal y la espiritualidad.
La llegada de los Paracaidistas Militares se dio en el marco de una intensa jornada de actividades religiosas por la solemnidad de la Inmaculada Concepción y en plena novena en honor de la Virgen del Valle. En ese contexto, la presencia del Ejército sumó un momento de especial significado, fortaleciendo el vínculo entre fe, tradición e identidad local.
Así, una vez más, Catamarca fue testigo de una expresión de religiosidad popular que trasciende lo ceremonial y se convierte en un verdadero testimonio vivo, capaz de emocionar incluso a quienes observan en silencio. El trote final hacia el Santuario no solo marcó el cierre de una larga peregrinación, sino también el inicio de una jornada inolvidable para miles de fieles.