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La Academia Nacional de Medicina rechazó los tratamientos de transición de género en menores

En una declaración emitida tras su plenario, la institución sostuvo que no avala intervenciones hormonales o quirúrgicas destinadas a modificar el sexo biológico en personas menores de 18 años. Argumentó que las terapias presentan riesgos irreversibles para la salud física y mental y recomendó acompañamiento psicológico y familiar.

13 Noviembre de 2025 12.10

La Academia Nacional de Medicina de la Argentina se pronunció oficialmente en contra de los tratamientos de transición de género en menores de edad, en un documento aprobado durante su Plenario Académico del 25 de septiembre de 2025. En la declaración, la institución médica más antigua y prestigiosa del país afirmó que no avala ningún tipo de intervención hormonal o quirúrgica destinada a modificar el sexo biológico en personas menores de 18 años, debido a los riesgos físicos y psicológicos que estos procedimientos conllevan.

El comunicado —difundido esta semana— establece una posición categórica frente a una discusión que viene cobrando fuerza tanto en el ámbito científico como en el político. La entidad precisó que no recomienda el uso de bloqueadores hormonales, terapias de hormonización ni cirugías de reasignación de género en niños o adolescentes, y fundamentó su postura en criterios éticos, médicos y de evidencia científica.

"El respeto por la vida y la naturaleza humana es un principio esencial de la práctica médica", señaló la Academia en su pronunciamiento, en el que advierte sobre las "consecuencias deletéreas e irreversibles" que estas intervenciones pueden provocar sobre la salud. "Teniendo en cuenta los efectos adversos, muchas veces irreversibles, y el alto porcentaje de posteriores cuadros depresivos, la Academia los desaconseja", afirma el documento.

La institución también recordó que varios países europeos, como Finlandia, Suecia, Noruega, Inglaterra y los Países Bajos, además de varios estados de Estados Unidos, revisaron o suspendieron este tipo de tratamientos, al considerar que no cuentan con sustento científico suficiente y que sus resultados pueden ser perjudiciales en el largo plazo. "Tales intervenciones conducen a situaciones no sustentadas en verdades científicas comprobadas y han debido ser suspendidas en países que las promovían, pues constituyen consecuencias no deseadas de una promesa insustancial que atenta contra el sexo real, el biológico, al pretender ser reemplazado por una percepción sociológica del género", planteó el texto.

La posición institucional se da en el marco de consultas judiciales que la Academia recibe sobre procedimientos médicos vinculados a castraciones farmacológicas o quirúrgicas y reasignaciones de género en personas menores de edad. En ese contexto, los académicos insistieron en la necesidad de que la atención de los casos de disforia de género en niños y adolescentes sea abordada desde una mirada integral y humanizada, sin recurrir a intervenciones irreversibles.

"La atención de estos niños y adolescentes con disforia de género requiere un enfoque integral, centrado en ellos y sus familias, con sólidos vínculos y un acompañamiento estrecho de los servicios de salud mental", expresó la declaración, al destacar la importancia del trabajo interdisciplinario y el acompañamiento psicológico como primera línea de abordaje.

El pronunciamiento de la Academia se suma a la decisión adoptada por el Gobierno nacional en febrero de 2025, cuando el Poder Ejecutivo modificó el artículo 11 de la Ley 26.743 de Identidad de Género, promulgada en 2012. A partir de ese cambio, los tratamientos hormonales y quirúrgicos de cambio de género quedaron restringidos exclusivamente a mayores de 18 años, mientras que hasta entonces se permitía el acceso de menores con consentimiento parental y la intervención de equipos interdisciplinarios.

Con este documento, la Academia Nacional de Medicina fija una posición institucional contundente en un debate que atraviesa tanto el campo médico como el judicial y el legislativo. En su visión, la prioridad debe estar en garantizar el cuidado integral y la salud de los menores, sin exponerlos a procedimientos irreversibles ni a decisiones que —según sostienen los especialistas— deben evaluarse en la adultez con plena autonomía y madurez emocional.