Luego de esperar durante casi un siglo, el fraile franciscano y obispo Mamerto Esquiú fue beatificado en una ceremonia realizada en su Piedra Blanca natal, en el departamento catamarqueño que hoy lleva su nombre.
La fiesta comenzó a las 8.30 con la animación que se transmitió por emisoras radiales, redes sociales, canales de televisión de Catamarca, a los que se sumarían canales nacionales y medios de comunicación digitales argentinos y de otros países.
Mientras tanto iban llegando al Campus de Beatificación autoridades civiles, sacerdotes, religiosos y laicos -entre ellos, descendientes de los hermanos de Fray Mamerto- especialmente invitados para esta ceremonia que, por razones sanitarias, no pudo ser multitudinaria como era el deseo de todos.
El Campus estaba preparado para cumplir con el protocolo que establece distancia física entre las personas, sanitización en los accesos y el requisito de que todos los presentes lleven puesto el doble barbijo.
El espacio estaba engalanado con un gran altar en altura, que atrás tenía una imagen gigante con el logo que identifica este Año Diocesano de Esquiú y el lema “Pastor y Peregrino, testimonio de unidad”. Arreglos florales, banderas alfombras y la presencia de los Servidores Marianos que iban ubicando a los invitados, daban tono a la extraordinaria fiesta que estaba comenzando.