En la mañana de este domingo 4 de mayo, se celebró la Misa Solemne de las fiestas en honor de Nuestra Madre del Valle, que fue presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tucumán, Mons. Roberto Ferrari -quien se encuentra en Catamarca participando del Encuentro de la Pastoral Vocacional del NOA-, debido a problemas de salud de nuestro obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč. Concelebraron la Eucaristía sacerdotes del clero catamarqueño, entre ellos el vicario general, Pbro. Julio Murúa, y el rector del Santuario Catedral, Pbro. Juan Ramón Cabrera, además de otros peregrinos.
Una gran cantidad de fieles colmó el principal Santuario mariano de Catamarca para participar de la Eucaristía central de esta jornada.
En el inicio de su homilía, Mons. Ferrari saludó a los hermanos peregrinos que llegaron para honrar a la Virgen Morena, y agradeció a los catamarqueños "por habernos recibido a los que venimos de otros lugares, incluyendo a los sacerdotes que vienen de lugares lejanos", dijo.
Hizo mención a la gran devoción que se vive en Tucumán, de donde proviene, destacando que la Virgen del Valle no es solamente la Patrona de los catamarqueños sino de todo el Noroeste Argentino. Se nos ha metido muy adentro esta devoción a Ella y qué lindo que podamos celebrarla en este día.
Luego se refirió a este tiempo especial de gracia y conversión que vive la Iglesia expresando que "el Papa Francisco, a fin del año pasado, abría las puertas a este Año Jubilar, que lo llamaba el Jubileo de la Esperanza. Y por eso somos en este año peregrinos de esperanza. A eso estamos llamados en este Año Jubilar, a ser peregrinos de esperanza, porque peregrinamos a un lugar que nos da esperanza, al Santuario de la Virgen, pero también somos peregrinos que llevan esperanza a otros".
Continuando con su predicación recordó que "en el año 2007, los obispos latinoamericanos se reunieron en un lugar de Brasil que se llama Aparecida, y dijeron cosas muy lindas de la piedad de nuestro pueblo latinoamericano. Hablando de los santuarios decían que el peregrino cuando se pone en camino hacia un santuario, un lugar santo, ya es un acto de fe. Al llegar, el amor se detiene y contempla el misterio. Hemos salido de nuestros lugares, más lejos, más cerca, como peregrinos, y tomar la decisión de venir hasta acá ha sido un acto de fe. Esa fe que hemos recibido en el bautismo, por la cual creemos en el Hijo de Dios nacido de la Virgen María... esa fe trinitaria del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo".
"Y también -continuó- cuando salíamos íbamos testimoniando nuestra fe, cuando nos veían venir le hemos dicho a los vecinos que veníamos a la Virgen del Valle, y lo vamos a hacer cuando volvamos, estuve en el Santuario de la Virgen del Valle, fui al Santuario de la Gruta, vine a pedirle algo, a agradecer".
En otro tramo de su mensaje, siguió reflexionando en torno al documento de Aparecida: "Siguen diciendo los obispos en Brasil que el amor se detiene al llegar al santuario, y cómo no se va a detener el amor frente a alguien que nos ama con amor de madre... Hoy, aquí, en este Santuario de la Virgen del Valle se detiene el amor, no porque se apague ni se enfríe, se detiene porque se encuentra con otro amor. Dos personas que se aman no pueden más que detenerse a mirarse, a agradecerse; así nos pasa con la Virgen. Nuestro amor se detiene allí, y depositamos confiados todo lo que traemos en el corazón, en el huequito de sus manos tan particular, que parece chiquito, pero entra tanto ahí".
"Y seguían diciendo los obispos allí en Brasil que el amor se detiene y contempla el misterio. La contemplamos a la Madre de Dios... contemplamos el misterio de Dios que nos ha amado tanto que a través de la Virgen nos ha regalado a su Hijo Jesucristo. Por eso, al mirarla descubrimos que a través de Ella Dios ha querido hacerse uno de nosotros, se ha encarnado, ha querido compartir todo con nosotros menos el pecado", señaló.
En este sentido afirmó que "también, la Virgen del Valle se ha encarnado en nuestro suelo. Por eso le decimos la Morenita.
Ningún catamarqueño que la mire puede decir que es una extraña, cualquier norteño que venga acá y se plante frente a Ella a mirarla dice: 'Si tiene la carita quemada por el sol, curtida y a su vez tierna, como son nuestras mujeres en el NOA'. Así, curtidas por el sol y la ternura de madre que se desparrama por todos lados, así es nuestra querida Madre del Valle. Tiene sus manos entreabiertas esperándonos para que le entreguemos lo que traemos en el corazón, nuestros dolores, nuestras luchas, así nos espera. Por eso Ella ha querido encarnar lo que somos, lo que tenemos, porque somos sus hijos".
"Hoy podemos sentirnos plenamente hijos"
Más adelante indicó: "Hoy le decimos: 'Morenita del Valle, Patrona mía, aquí está mi vida, mi corazón'. Y no tenemos duda de eso porque como escuchábamos en el Evangelio de hoy, comenzaba diciendo el texto que junto a la cruz estaba su madre, Ella se mantuvo fiel allí, y por eso a Juan se la regala como madre, a Ella como a su hijo y a nosotros como hijos. Por eso hoy nosotros también podemos sentirnos plenamente hijos".
Exhortó a que "nos sintamos un cuerpo, el Cuerpo Místico, diría San Pablo; somos el pueblo de Dios, y por eso estamos llamados a no desentendernos de nada del cuerpo que nos duela, porque hay muchas partes de nuestro cuerpo que nos duelen. Y María nos dice: 'Hacete cargo de tu hermano, cuidá a tu hermano que está sufriendo, que necesita de vos', aquí, en Catamarca, en el NOA, en Argentina. Por eso tiene estos colores también en su manto, porque quiere llevarnos sobre los hombros", manifestó.
Hacia el final expresó: "Hoy venimos así, querida Madre del Valle, aquí están estos hijos tuyos, queremos agradecerte el amor, queremos detenernos frente a tu amor de madre, contemplarte, porque sos una de nosotros, y porque nos invitas a la esperanza, a no desanimarnos, a volvernos a levantar".
En el momento de las peticiones, se rezó por el eterno descanso del Papa Francisco y por la pronta recuperación de nuestro obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč.
Luego de la Comunión, todos los presentes realizaron la Oración de Consagración de Nuestra Madre del Valle y la alabaron con el canto.