Las alternativas caseras para resolver problemas domésticos siguen multiplicándose, y muchas de ellas ya circulan como tendencia en redes sociales. Una de las más comentadas en los últimos meses —también adoptada en hogares de Catamarca— es un truco sencillo y económico para evitar que restos de comida se acumulen en el desagüe del lavaplatos, una de las causas más frecuentes de obstrucciones y malos olores.
Aunque existen coladores metálicos o de silicona diseñados para cumplir esa función, esta solución casera utiliza un recurso cotidiano: una botella de plástico. Su atractivo radica en el bajo costo, la posibilidad de reciclar materiales y la eficacia para prolongar la vida útil de las cañerías sin necesidad de realizar gastos adicionales.
El truco casero para evitar que la comida caiga al desagüe
El lavado diario de platos facilita que restos de comida, incluso los menos visibles, lleguen a las cañerías. Con el tiempo, esa acumulación genera olor a descomposición, bloqueos y problemas de funcionamiento. Frente a esto, la técnica propone reutilizar una botella de gaseosa o agua vacía y convertirla en un filtro que retenga los sólidos antes de que lleguen al desagüe.
Los materiales necesarios son mínimos:
Una botella de plástico (preferentemente de 500 ml o 1 litro)
Tijera o cutter
Encendedor
Clavo
Gancho
El procedimiento es simple. Primero, se corta la base de la botella para usar la parte superior como estructura del colador. Luego, se calienta la punta de un clavo con el encendedor para perforar la superficie, creando agujeros pequeños que permitan el paso del agua pero retengan residuos más grandes.
Una vez lista la pieza, se coloca sobre el desagüe utilizando un gancho o una tira que permita sostenerla de manera firme. Cada vez que se lavan los platos, los restos sólidos quedarán atrapados en este colador improvisado, listo para vaciarse en la basura al finalizar la tarea.
Beneficios de una solución económica y reciclada
El método se volvió popular por varias razones:
Es económico y reciclado: utiliza un residuo cotidiano y evita comprar coladores nuevos.
Previene obstrucciones: evita que restos sólidos lleguen a las cañerías.
Reduce malos olores: al no acumularse comida en el desagüe, mejora la higiene del lavaplatos.
Es fácil de reemplazar: si se daña, se puede fabricar otro en pocos minutos.
Para mantener su efectividad, se recomienda vaciar el colador después de cada lavado y acompañarlo con una rutina básica de limpieza del desagüe.