La 17ª edición de la Feria del Libro de Catamarca vivió este sábado una jornada plena de arte, música y danza, reafirmando su carácter integrador y su compromiso con la difusión de la cultura en todas sus formas. En distintos espacios del Complejo Cultural CATA y el Cine Teatro Catamarca, se desarrollaron propuestas que pusieron en valor la producción artística local y regional, con una asistencia masiva de público que acompañó cada presentación.
La mañana comenzó con teatro. En el Cine Teatro Catamarca, se presentó "Wachay", una destacada obra catamarqueña escrita y dirigida por Cecilia Salman, que formó parte de la temporada 2025 del Programa Produce en el País, del Teatro Nacional Cervantes. Con una puesta visualmente potente y una narrativa poética, la obra exploró las leyendas femeninas del monte —la Kakuy, la Telesita, el Alma Mula y la Sulay—, figuras que emergen como símbolos de resistencia, memoria y espiritualidad. Entre sonidos, silencios y sombras, el monte se convirtió en escenario y refugio, donde las voces femeninas reconstruyen una comunidad que cuida, protege y recuerda. La obra fue ovacionada por su calidad interpretativa y su profundidad simbólica, que dialoga con las raíces culturales y la identidad catamarqueña.
Por la tarde, el escenario principal de CATA se llenó de música y danza. La apertura estuvo a cargo de Flor de Lima, banda de fusión latina liderada por Agustina Moretta y Luz Almada, que presentó un repertorio vibrante y original. Su propuesta, caracterizada por la frescura y la energía, combinó ritmos latinoamericanos con una fuerte impronta vocal y escénica.
Luego fue el turno de Adrián Nieva, músico catamarqueño con una amplia trayectoria en festivales provinciales y nacionales, quien ofreció un repertorio que recorrió las raíces del folclore del noroeste argentino. Con su guitarra y su voz, interpretó zambas y chacareras que evocaron paisajes, memorias y tradiciones, logrando una conexión íntima con el público.
La jornada continuó con una propuesta que combinó arte, historia y humor: la Pulpería de Antonio Fierro, un espacio interactivo que recuperó la esencia de las antiguas pulperías catamarqueñas. A través de relatos, música y materiales educativos, el proyecto propuso un acercamiento lúdico a la cultura popular, despertando el interés de grandes y chicos.
Hacia el atardecer, el grupo Carnavacopla contagió al público con su repertorio de sayas, coplas y carnavalitos. Su presentación, acompañada por bailarines, fue una explosión de color y ritmo que puso a todos a aplaudir y acompañar las melodías con palmas. En el mismo espíritu festivo, la batucada Nova Onda, surgida del taller de danzas afrobrasileñas coordinado por Mauro de Souza, recorrió el predio con el sonido envolvente de los tambores, animando a los visitantes a sumarse al compás de las batucadas.
El cierre de la jornada estuvo a cargo de María Paula Godoy, una de las voces más destacadas del folclore contemporáneo catamarqueño. Con su interpretación profunda y su estilo inconfundible, Godoy ofreció un concierto lleno de emoción que marcó el broche de oro de una tarde donde la palabra escrita se fusionó con la música, el baile y la identidad cultural compartida.
La Feria del Libro de Catamarca volvió así a demostrar que es mucho más que un espacio de literatura: es un punto de encuentro para las artes, un escenario para los talentos locales y un lugar donde las historias —ya sean contadas, cantadas o bailadas— se multiplican en una celebración colectiva de la cultura.