Una multitud en el adiós a Federico Córdoba: lo despidieron a puro folklore
En un momento cargado de emoción, el gobernador, Gustavo Sáenz, también se hizo presente para darle el último adiós al fundador de Las Voces de Orán.

El fundador de Las Voces de Orán fue velado en la Casa del Bicentenario, donde miles de personas se reunieron para rendirle homenaje. Fue enterrado este sábado en el Cementerio Parque local, luego de un conmovedor paso por la casa de su madre.

La ciudad salteña de San Ramón de la Nueva Orán vivió este fin de semana una de las despedidas más conmovedoras de su historia. Una multitud se congregó para dar el último adiós a Federico Córdoba, referente indiscutido del folclore argentino y fundador del emblemático grupo Las Voces de Orán.

Desde la noche del viernes, cuando los restos del artista arribaron a la ciudad, vecinos, amigos, familiares y músicos se volcaron a las calles y colmaron la Casa del Bicentenario, donde se llevó a cabo el velorio. Córdoba no fue solo un cantor: fue símbolo de identidad cultural y orgullo oranense.

El ingreso del féretro estuvo marcado por un clima de profundo respeto y emoción. Pañuelos al aire, sirenas, aplausos y un silencio colmado de lágrimas acompañaron el momento, que quedará grabado en la memoria colectiva del pueblo. Fue recibido como lo que fue: una voz eterna, un referente cultural y un querido vecino.

No hubo discursos formales, pero sí un sinfín de gestos sentidos. Las canciones que Federico supo interpretar en los escenarios más importantes del país resonaban en la intimidad de quienes se acercaron a despedirlo. El folclore y el afecto popular se fundieron en un adiós cargado de gratitud.

El sábado por la mañana, sus restos fueron trasladados al Cementerio Parque de Orán. Antes, hubo un breve y simbólico paso por calle Pizarro 370, la casa que perteneció a su madre, doña Elena, ubicada frente al cuartel de Bomberos. Fue una parada cargada de significado, en el corazón del barrio que lo vio crecer.

Orán se puso de pie para despedirlo. Con respeto, con orgullo, con lágrimas. Porque Federico Córdoba no fue solamente un artista: fue la voz de un pueblo que hoy le canta en voz baja su eterno "gracias".