¿Vacunas con químicos ocultos? Lo que encontraron científicos en las dosis contra el COVID-19

¿Qué hay detrás de los rumores sobre elementos no declarados en las vacunas?

En los últimos días, diversos sitios y redes sociales difundieron una noticia alarmante: científicas argentinas habrían detectado elementos químicos no declarados en vacunas contra el COVID-19. La historia se viralizó rápidamente, despertando temor y confusión. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?

El informe que desató la polémica

El foco de la controversia son dos informes difundidos por las científicas Marcela Sangorrin y Lorena Di Blasi, quienes analizaron muestras de vacunas contra el COVID-19 en laboratorios locales y afirmaron haber detectado la presencia de metales como arsénico, además de otras sustancias que —según ellas— no figuran en la lista oficial de componentes.

Uno de estos estudios no fue publicado en ninguna revista científica de prestigio ni fue revisado por pares, algo esencial en la comunidad científica para validar resultados. El segundo informe sí se publicó, pero en una revista poco reconocida, vinculada a posturas abiertamente críticas hacia las vacunas, sin control de calidad editorial ni revisión independiente.

¿Qué dicen las autoridades?

La ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) fue categórica: las vacunas contra el COVID-19 no contienen grafeno ni sustancias no declaradas. Además, aclararon que una mención previa al grafeno surgió por un error de interpretación en una causa judicial, el cual ya fue corregido oficialmente.

Instituciones internacionales como la FDA (EE.UU.), la EMA (Europa) y la OMS también han reiterado que todas las vacunas aprobadas pasan por controles rigurosos y no contienen componentes tóxicos ni ocultos.

¿Y entonces? ¿Qué se encontró realmente?

No hay pruebas sólidas ni revisadas que respalden la afirmación de que las vacunas contengan elementos "secretos" o peligrosos. Lo que se ha difundido forma parte de una narrativa sin sustento científico y que ha sido desmentida por múltiples fuentes oficiales y especializadas.

El rol de la desinformación

Este tipo de noticias virales apelan al miedo y generan dudas, especialmente cuando utilizan términos como "ingredientes ocultos" o "sustancias no declaradas". Pero es fundamental no dejarse llevar por el impacto inicial y verificar siempre las fuentes. En tiempos de infodemia, la desinformación puede ser tan peligrosa como el virus mismo.

Conclusión: confiá en la ciencia, no en los rumores

Las vacunas contra el COVID-19 salvaron millones de vidas y siguen siendo una herramienta clave para prevenir enfermedades graves. Antes de compartir una noticia alarmante, revisá si está respaldada por la comunidad científica o si es solo un nuevo intento de sembrar pánico con datos falsos o mal interpretados.