El Gobierno logró un resultado más que favorable en su primera licitación de deuda bajo la conducción de Alejandro Lew al frente de la Secretaría de Finanzas. El Tesoro consiguió captar $8,5 billones en el mercado local, un monto suficiente no solo para cubrir los vencimientos inmediatos sino también para reforzar sus reservas de liquidez con un excedente de entre $800.000 y $900.000 millones.
La operación implicó un roll-over del 111,8%, según los cálculos de analistas del mercado, y marcó un punto de inflexión en el proceso de normalización del mercado de deuda en pesos tras las elecciones. El Ministerio de Economía recibió 4.088 ofertas por un total de $9,38 billones, adjudicando seis de los ocho títulos ofrecidos: tres a tasa fija, uno a tasa variable y dos ajustados por inflación (CER).
Los únicos instrumentos que quedaron desiertos fueron un bono TAMAR con vencimiento en 2027 y una Letra dólar-linked con vencimiento en enero, que solo recibió ofertas por US$19 millones, confirmando la pérdida de interés de los inversores en instrumentos atados al tipo de cambio.
Menor tasa y mayor plazo
El resultado permitió reducir significativamente el costo de financiamiento y extender los plazos de vencimiento, un objetivo clave para recuperar previsibilidad y alejar el fantasma del cortoplacismo que había reaparecido en los meses previos.
Por ejemplo, las Letras Capitalizables (Lecap) cortas, que habían pagado tasas cercanas al 60% en septiembre y al 44% hace dos semanas, se colocaron ahora al 35,9%, con un plazo promedio que pasó de 30 a 104 días.
También mejoraron las condiciones de los bonos ajustables por CER, cuyo margen por encima de la inflación cayó del 22,9% al 9,5%, mientras que el spread sobre la tasa TAMAR aumentó de 2 a 5 puntos porcentuales, pero con una duración mayor —de 10 meses frente a los 4 meses anteriores—.
Un trabajo previo y coordinación con el Banco Central
El Tesoro llegó a la licitación con parte del terreno allanado gracias a un canje previo con el Banco Central (BCRA). La entidad monetaria aceptó reemplazar la Lecap S10N5, que vencía el lunes, por la S16E6, con vencimiento en enero, por hasta $3 billones. De esta forma, el monto total de vencimientos inmediatos del Tesoro se redujo a unos $7,8 billones, según estimaciones de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
En paralelo, el BCRA bajó del 25% al 22% nominal anual la tasa de interés de las operaciones de pase a un día, buscando incentivar a los bancos a colocar sus excedentes en títulos del Tesoro. Esta señal contribuyó a comprimir las tasas de corto plazo y a sostener la demanda por instrumentos en pesos.
"El movimiento del Central ayudó a reducir los rendimientos del tramo corto de la curva. Los títulos con vencimiento este año ya rinden en torno al 26,8% TIR", explicó el analista Javier Giordano (CFA).
Confianza en el mercado de pesos
Para los analistas, la licitación confirmó que el mercado local muestra señales de confianza y normalización. "El Tesoro colocó instrumentos variados y logró el mayor plazo promedio ponderado desde enero de este año", destacó el economista Federico García Martínez.
En la misma línea, Federico Broggi, de IEB+, sostuvo que "si bien el Tesoro pagó un pequeño premio respecto al mercado secundario, lo hizo con el objetivo de extender duration y trasladar buena parte de los vencimientos hacia el segundo semestre de 2026. Es una estrategia prudente tras el inicio de la baja de tasas".
El dato más relevante es que $5 billones de los $8,5 billones colocados —casi el 60%— se destinaron a títulos con vencimiento posterior a agosto de 2026, lo que contribuirá a aliviar la pesada carga de vencimientos por $30 billones que el Tesoro debía afrontar antes de fin de año.
Con este resultado, el Gobierno consigue aire financiero, mejora su perfil de deuda y envía una señal de estabilidad a los mercados en el inicio de una nueva etapa de gestión económica.