El Gobierno renovó toda la deuda que vencía y consiguió más plazo y menor tasa en el mercado
En la primera licitación bajo la gestión de Alejandro Lew, el Tesoro captó $8,5 billones, renovó todos los vencimientos y logró mejorar las condiciones de financiamiento. El 60% del monto colocado corresponde a títulos con vencimiento posterior a agosto de 2026.

El Gobierno logró un resultado más que favorable en su primera licitación de deuda bajo la conducción de Alejandro Lew al frente de la Secretaría de Finanzas. El Tesoro consiguió captar $8,5 billones en el mercado local, un monto suficiente no solo para cubrir los vencimientos inmediatos sino también para reforzar sus reservas de liquidez con un excedente de entre $800.000 y $900.000 millones.

La operación implicó un roll-over del 111,8%, según los cálculos de analistas del mercado, y marcó un punto de inflexión en el proceso de normalización del mercado de deuda en pesos tras las elecciones. El Ministerio de Economía recibió 4.088 ofertas por un total de $9,38 billones, adjudicando seis de los ocho títulos ofrecidos: tres a tasa fija, uno a tasa variable y dos ajustados por inflación (CER).

Los únicos instrumentos que quedaron desiertos fueron un bono TAMAR con vencimiento en 2027 y una Letra dólar-linked con vencimiento en enero, que solo recibió ofertas por US$19 millones, confirmando la pérdida de interés de los inversores en instrumentos atados al tipo de cambio.

Menor tasa y mayor plazo

El resultado permitió reducir significativamente el costo de financiamiento y extender los plazos de vencimiento, un objetivo clave para recuperar previsibilidad y alejar el fantasma del cortoplacismo que había reaparecido en los meses previos.

Por ejemplo, las Letras Capitalizables (Lecap) cortas, que habían pagado tasas cercanas al 60% en septiembre y al 44% hace dos semanas, se colocaron ahora al 35,9%, con un plazo promedio que pasó de 30 a 104 días.

También mejoraron las condiciones de los bonos ajustables por CER, cuyo margen por encima de la inflación cayó del 22,9% al 9,5%, mientras que el spread sobre la tasa TAMAR aumentó de 2 a 5 puntos porcentuales, pero con una duración mayor —de 10 meses frente a los 4 meses anteriores—.

Un trabajo previo y coordinación con el Banco Central

El Tesoro llegó a la licitación con parte del terreno allanado gracias a un canje previo con el Banco Central (BCRA). La entidad monetaria aceptó reemplazar la Lecap S10N5, que vencía el lunes, por la S16E6, con vencimiento en enero, por hasta $3 billones. De esta forma, el monto total de vencimientos inmediatos del Tesoro se redujo a unos $7,8 billones, según estimaciones de Portfolio Personal Inversiones (PPI).

En paralelo, el BCRA bajó del 25% al 22% nominal anual la tasa de interés de las operaciones de pase a un día, buscando incentivar a los bancos a colocar sus excedentes en títulos del Tesoro. Esta señal contribuyó a comprimir las tasas de corto plazo y a sostener la demanda por instrumentos en pesos.

"El movimiento del Central ayudó a reducir los rendimientos del tramo corto de la curva. Los títulos con vencimiento este año ya rinden en torno al 26,8% TIR", explicó el analista Javier Giordano (CFA).

Confianza en el mercado de pesos

Para los analistas, la licitación confirmó que el mercado local muestra señales de confianza y normalización. "El Tesoro colocó instrumentos variados y logró el mayor plazo promedio ponderado desde enero de este año", destacó el economista Federico García Martínez.

En la misma línea, Federico Broggi, de IEB+, sostuvo que "si bien el Tesoro pagó un pequeño premio respecto al mercado secundario, lo hizo con el objetivo de extender duration y trasladar buena parte de los vencimientos hacia el segundo semestre de 2026. Es una estrategia prudente tras el inicio de la baja de tasas".

El dato más relevante es que $5 billones de los $8,5 billones colocados —casi el 60%— se destinaron a títulos con vencimiento posterior a agosto de 2026, lo que contribuirá a aliviar la pesada carga de vencimientos por $30 billones que el Tesoro debía afrontar antes de fin de año.

Con este resultado, el Gobierno consigue aire financiero, mejora su perfil de deuda y envía una señal de estabilidad a los mercados en el inicio de una nueva etapa de gestión económica.