Los salarios reales en el sector privado iniciaron el 2025 con un estancamiento, según los indicadores económicos más recientes. A pesar de varios meses de recuperación, los incrementos salariales nominales acordados en paritarias se han reducido, una tendencia impulsada por el Ministerio de Capital Humano. Al mismo tiempo, la desaceleración inflacionaria ha perdido fuerza, lo que obstaculiza la mejora del poder adquisitivo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el Índice de Salarios del sector privado registrado mostró un aumento real de apenas el 0,1% en enero, la misma variación registrada en diciembre. En términos acumulados, los sueldos se ubican un 0,7% por encima del nivel previo a la asunción del presidente Javier Milei.
Por otro lado, la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) reflejó un incremento mensual del 0,4% en enero. No obstante, este indicador es cuestionado por economistas y la propia Secretaría de Trabajo, ya que excluye componentes clave del salario, como los pagos no remunerativos.
Factores que explican el freno en el crecimiento de los salarios reales
Según la consultora C-P, que analiza las negociaciones paritarias de sectores representativos, en febrero se produjo la segunda caída consecutiva del poder adquisitivo. Los acuerdos salariales promediaron un 2,1% de aumento, mientras que la inflación mensual se aceleró al 2,4%.
El principal motivo de esta situación es la disminución de las pautas salariales en un contexto donde la inflación no logra descender por debajo del 2% mensual. Mientras que en octubre y noviembre de 2024 la mayoría de los acuerdos lograban superar la inflación, en enero y febrero de 2025 solo el 20% de los convenios consiguieron este objetivo.
El economista Juan Graña, del Grupo Paternal, indicó que el Gobierno está aplicando una estrategia para contener la inflación mediante la presión a la baja sobre las paritarias. Sin embargo, la inflación de febrero y marzo ha superado las expectativas, generando un doble efecto negativo: menores aumentos nominales y precios en alza.
Florencia Iragui, analista de LCG, destacó que enero es históricamente un mes con pocas actualizaciones salariales, mientras que entre febrero y mayo se producen mayores negociaciones. A pesar de los aumentos, los salarios continúan estando en niveles bajos en relación con los precios de la economía.
El impacto en empleados públicos y sectores vulnerables
El deterioro salarial es aún más notorio en sectores con menor estabilidad laboral. En enero, el salario real de los trabajadores del Estado cayó un 1,3%, acumulando una pérdida del 16,4% desde la asunción de Milei.
El Índice de Ayuda Estatal, que mide la evolución de ingresos no salariales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, también mostró un retroceso del 1% mensual en febrero y una caída del 23% respecto al nivel que dejó la administración anterior. Si la inflación sigue en alza, estos ingresos podrían deteriorarse aún más.
Perspectivas y tensiones económicas a futuro
El futuro de los salarios dependerá de la evolución de la economía y de las próximas negociaciones paritarias. Si el Gobierno no logra estabilizar la política cambiaria y contener la inflación mediante acuerdos con organismos internacionales como el FMI, la presión sobre los salarios podría agravarse.
En este escenario, la distribución del ingreso y el poder adquisitivo seguirán siendo temas de debate y conflicto en los próximos meses, especialmente en un contexto electoral donde la economía será un eje clave de discusión.