Los tres niveles de clase media en Argentina: ¿cuánta plata hay que ganar para pertenecer a cada una?
Un informe de Focus Market revela que hoy conviven tres niveles de clase media con ingresos, hábitos y posibilidades muy diferentes: desde hogares que viven al límite hasta otros con capacidad real de ahorro e inversión.

Hablar de "clase media" en la Argentina fue históricamente referirse a uno de los pilares del entramado social y económico. Se trata del segmento que sostiene gran parte del consumo interno, impulsa la movilidad social y encarna valores asociados al esfuerzo, la educación y la expectativa de progreso. Sin embargo, en los últimos años, esa categoría dejó de representar una realidad homogénea y pasó a reflejar un escenario profundamente fragmentado.

Hoy, bajo una misma denominación conviven hogares con ingresos, estilos de vida y expectativas muy dispares, una heterogeneidad que se vuelve cada vez más visible en el día a día. Para dimensionar esa diversidad, desde la consultora Focus Market se elaboró una clasificación operativa de la clase media, que la divide en tres subgrupos: Media Baja (MB), Media Media (MM) y Media Alta (MA).

Tres clases medias dentro de una sola

La segmentación se construyó a partir de canastas de consumo específicas para cada nivel, contemplando rubros clave como alimentos, vivienda, higiene y limpieza, hogar y tecnología, educación, salud, vestimenta, transporte, servicios, seguros y recreación. A esa estructura se le sumaron dos variables centrales que permiten medir el margen real de maniobra de cada hogar.

Por un lado, el margen para imprevistos, que representa el 3% del total de la canasta en la Media Baja y el 5% tanto en la Media Media como en la Media Alta. Por otro, la capacidad de ahorro, inexistente en la Media Baja, limitada —entre el 5% y el 10%— en la Media Media, y más robusta —entre el 15% y el 20%— en la Media Alta.

El resultado expone una brecha contundente: dentro de la llamada clase media hay hogares que requieren alrededor de $2,4 millones mensuales para sostener su nivel de vida y otros que necesitan más de $11 millones, una diferencia de casi cinco veces. En términos prácticos, hablar de una única clase media ya no alcanza para describir la realidad social argentina.

Clase media baja: vivir ajustando todo

En la Media Baja (MB), la vida cotidiana está atravesada por la restricción permanente. Los rubros Alimentos y Hogar concentran cerca del 50% del gasto mensual, aun bajo supuestos moderados: un departamento de dos ambientes en la Zona Sur del Gran Buenos Aires, expensas básicas y un equipamiento tecnológico mínimo, compuesto por un Smart TV y dos celulares de gama media-baja.

La canasta de alimentos utilizada refleja hábitos reales de consumo de la clase media, y no los parámetros del INDEC, por lo que representa cerca del 24% del gasto total. El rubro Salud aparece directamente en cero, ya que estos hogares dependen casi exclusivamente del sistema público. En Transporte, incluso contando con automóvil, predomina el uso del transporte público para reducir costos.

La recreación es acotada: una única escapada de fin de semana al año absorbe casi todo el presupuesto destinado al ocio. No existe margen para actividades regulares ni posibilidad alguna de ahorro.

Clase media media: equilibrio con esfuerzo

En la Media Media (MM), la canasta se vuelve más diversa y exigente. Educación y Salud ganan peso: los hijos asisten a colegios semiprivados y el hogar cuenta con una obra social sindical o una prepaga de costo medio. También crecen los rubros Hogar y Tecnología y Recreación, reflejando la búsqueda de mayor confort y conectividad.

Los niños realizan alguna actividad extracurricular y la familia puede planificar vacaciones anuales dentro del país, generalmente en destinos de la costa argentina. Si bien existe una capacidad de ahorro limitada, este segmento sigue siendo altamente vulnerable ante cualquier shock económico.

Clase media alta: consumo, estabilidad y ahorro

En la Media Alta (MA) el salto es significativo en casi todos los rubros. La educación es completamente privada, la cobertura de salud incluye planes más completos y costosos, la movilidad cotidiana requiere dos vehículos, y la vivienda es más amplia o mejor ubicada.

La incorporación de tecnología de gama alta y una recreación más activa, que incluye múltiples actividades y al menos un viaje al exterior por año, marcan la diferencia. Es el único segmento con capacidad sostenida de ahorro o inversión, lo que le permite proyectar acumulación patrimonial.

Un desafío estructural

El análisis deja en evidencia que la clase media argentina ya no es un bloque uniforme, sino un mapa fragmentado de realidades que apenas se rozan. Esta brecha no es solo un dato estadístico: constituye un problema estructural para el desarrollo del país.

La experiencia internacional demuestra que una clase media sólida es clave para el crecimiento económico, la estabilidad política y la cohesión social. Por eso, incluso con estabilidad macroeconómica, no alcanza con frenar la inflación. Se necesitan políticas que ensanchen la clase media hacia arriba, fortaleciendo el empleo formal, el acceso al crédito, la competitividad y la movilidad social.