El encarecimiento del dólar y el aumento en los alimentos durante agosto no habrían generado un fuerte impacto en la inflación general. Según estimaciones privadas, el índice de precios al consumidor se ubicaría en torno al 2%, mostrando un pass through menor al registrado en otras etapas de la economía argentina.
De confirmarse, sería el tercer mes consecutivo con una suba moderada: tras el 1,5% de mayo (el registro más bajo de los últimos cinco años), el índice pasó al 1,6% en junio y al 1,9% en julio. Para agosto, la mayoría de las consultoras espera un número cercano al 2% y lejos del 3%.
El peso de los alimentos
De acuerdo con la consultora LCG, los alimentos aumentaron 3% en agosto. No obstante, Eco Go detectó una "marcada desaceleración" en la última semana del mes, lo que llevaría el alza final del rubro a 2,5%, incluyendo los consumos fuera del hogar.
En el desagregado, las carnes se mantuvieron prácticamente estables (0,3% de suba en promedio), mientras que el pollo trepó 2,3% y los fiambres retrocedieron 0,8%. En frutas y verduras, el alza osciló entre 1,2% y 1,3%, con picos en manzanas (2,4%) y otras verduras frescas (1,8%).
En paralelo, los servicios mostraron más dinamismo: los "servicios telefónicos" subieron 2,7% en la cuarta semana del mes.
Consultoras divididas
Si bien la mayoría de los relevamientos ubica la inflación de agosto en torno al 2,1%, algunas proyecciones son más optimistas. Libertad y Progreso estima un 1,9% y Analytica incluso proyecta un 1,7%, por debajo del registro de julio.
En el otro extremo, la consultora NM anticipa una inflación algo más elevada, al señalar que "el dólar sigue siendo una señal para el resto de la economía", según explicó la economista Natalia Motyl.
Estrategia oficial
De acuerdo con analistas, el Gobierno habría logrado contener el traslado a precios del salto del dólar y de los alimentos gracias a su política de absorber pesos de la economía, evitando convalidar aumentos en góndolas.
Un informe de Economía y Energía analizó la relación entre alimentos, tipo de cambio e inflación y marcó que, en lo que va de la gestión de Javier Milei, bienes y servicios mostraron trayectorias distintas. Entre diciembre de 2023 y julio de 2025, los bienes aumentaron 123%, mientras que los servicios treparon 262% por efecto de los ajustes tarifarios.
En particular, los alimentos y bebidas no alcohólicas acumularon una suba del 130%, es decir, 25 puntos menos que la inflación general (155%). Esto permitió que la canasta básica alimentaria —que define la línea de indigencia— se mantuviera 41 puntos por debajo del índice general, atenuando el impacto sobre los sectores de menores ingresos.
El desafío por delante
Pese a estos números, las expectativas de devaluación y la volatilidad cambiaria obligan a una cautela adicional. "El tipo de cambio sigue teniendo impacto directo en los precios de los bienes transables y, especialmente, en rubros sensibles como alimentos y bebidas", advierte el informe de Economía y Energía.
De todos modos, la consultora señala que existen factores que limitan el pass through, como el aumento de importaciones, el estancamiento de la actividad y la baja demanda de consumo masivo.