En pleno julio templado, el sector energético argentino sigue de cerca el pronóstico: se prevé una segunda ola de frío polar en los próximos 15 días. El antecedente inmediato con cortes de gas que llegaron hasta hogares puso en alerta a las autoridades, distribuidoras y empresas productoras, que ya comenzaron a delinear estrategias para evitar otro colapso.
"Se habla de una segunda ola de frío dentro de dos semanas. No sabemos si será igual de fuerte, pero hay que aprender de lo que pasó", señaló un alto ejecutivo de una empresa gasífera que formó parte del Comité de Emergencia conformado por el Gobierno tras la crisis de abastecimiento.
El escenario que espera Enargas
Desde el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) confirmaron a TN que, si bien se espera un descenso de temperaturas, no se prevé un récord de consumo similar al de la primera semana de julio, cuando la demanda prioritaria superó los 100 millones de metros cúbicos diarios (MMm3d), generando cortes incluso a usuarios residenciales en Mar del Plata.
Para los próximos días, se estima que el consumo de hogares, hospitales y escuelas rondará los 80 MMm3d, un volumen que el organismo considera sostenible gracias a un conjunto de medidas: mayor importación de GNL, cambio del sistema eléctrico a combustibles líquidos, cortes a contratos interrumpibles (como las estaciones de GNC) y la utilización completa del line pack, que este fin de semana alcanzará su capacidad máxima.
Reclamos del sector: falta de previsión y coordinación
Pese al optimismo oficial, en las distribuidoras y empresas energéticas hay cautela. Consideran que la crisis fue agravada por demoras en la respuesta del Estado, problemas técnicos en Vaca Muerta y fallas de comunicación entre actores clave del sistema. "Hubo una pérdida de producción de entre 7 y 10 MMm3d en Neuquén justo cuando más se necesitaba", reveló una fuente del sector.
Las compañías cuestionan la reacción tardía del Gobierno. Entre el 30 de junio y el 2 de julio, días críticos, no se había declarado aún la emergencia ni convocado al Comité. La formalización llegó recién el miércoles 3, junto con la orden de cortes masivos a la industria y estaciones de GNC. Incluso, se detectaron parques industriales que no acataron las restricciones.
Además, dos petroleras entregaron 40 MMm3 menos de lo comprometido, afectando directamente la oferta. Y la respuesta oficial incluyó el corte de exportaciones a Chile, una medida negativa para la reputación internacional del país como proveedor de energía confiable.
Fallas estructurales y advertencias para el futuro
El exvicepresidente de Cammesa Mario Cairella evaluó que la crisis fue resultado de una combinación de falencias estructurales y de gestión. "El sistema no estaba preparado para un evento climático extraordinario, pero además hubo falta de coordinación entre la Secretaría de Energía, Cammesa y Enargas", sostuvo.
Cairella remarcó la pérdida de presión en el line pack como un punto crítico: cuando baja la presión, el gas deja de fluir y los medidores cortan el suministro automáticamente. "Volver a reconectar casa por casa, como pasó en Mar del Plata, es un trabajo enorme y riesgoso", explicó.
El especialista también cuestionó que el Estado haya dejado de sobregarantizar la oferta energética mediante importaciones preventivas. "La reversión del Gasoducto Norte sigue pendiente, no se ampliaron redes clave y las plantas compresoras necesarias no están listas. Si llega otra ola polar fuerte, el sistema volverá a fallar", advirtió.