La inflación en Argentina sigue siendo un desafío económico clave, con un aumento mensual en febrero impulsado principalmente por el alza en los precios de los alimentos, en especial la carne. Este repunte evidencia una resistencia en el proceso de desaceleración inflacionaria y plantea interrogantes sobre el comportamiento de los precios en los próximos meses.
Economistas y analistas coinciden en que marzo presenta factores estacionales que podrían impactar negativamente en la inflación, destacándose el sector educativo. En este contexto, la evolución del tipo de cambio, la posibilidad de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la continuidad del ajuste fiscal se posicionan como elementos determinantes en la economía del país.
El presidente Javier Milei indicó que si se excluyera el aumento del rubro carnes y derivados, la inflación de febrero habría sido del 1,8% en lugar del 2,4% informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Además, proyectó que el piso del 2% podría quebrarse en abril o mayo, según estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central.
Impacto del ajuste fiscal y monetario
El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció dos medidas que podrían influir positivamente en la economía: la aprobación del ingreso de YPF al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) para potenciar las exportaciones petroleras desde Vaca Muerta y la reducción de aranceles a la importación de ropa y calzado. Estas iniciativas buscan incentivar el crecimiento económico y mitigar la presión sobre los precios.
Pese a los esfuerzos por contener la inflación, los aumentos en tarifas de servicios públicos, transporte y combustibles siguen representando un reto. La estrategia gubernamental apunta a un ajuste gradual de estos rubros para evitar una corrección abrupta de los precios relativos.
Disparidad entre bienes y servicios
Según la consultora ACM, la inflación en bienes promedió un 1,9% en los últimos tres meses, mientras que en servicios alcanzó el 3,8%. En particular, la división de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles acumuló una suba del 174,2% en el último año, casi triplicando el nivel general del 66,9%. Esta situación refleja la rigidez de ciertos segmentos inflacionarios, especialmente los regulados.
La consultora LCG informó que el relevamiento de precios de alimentos en marzo muestra una inflación del 2,7% en las últimas cuatro semanas, impulsada por los aumentos en transporte público y productos estacionales asociados al inicio del ciclo lectivo. Por otro lado, C&T indicó que la inflación en la región del Gran Buenos Aires ha mostrado signos de moderación debido a la desaceleración en los precios de los alimentos.
Proyecciones y expectativas para los próximos Meses
El REM estima que la inflación en abril podría ubicarse en el 1,9%, con una tendencia descendente que podría llevarla al 1,5% en agosto. A pesar de esto, los analistas advierten que la inflación núcleo sigue por encima de la general, lo que representa un desafío persistente en la corrección de precios relativos.
El director del Instituto de Economía Política de la Universidad Siglo XXI, Gastón Utrera, afirmó que el superávit fiscal y la ausencia de emisión monetaria tienen un impacto más indirecto en la inflación bajo un esquema de tipo de cambio administrado, pero influyen en las expectativas a futuro. Según Utrera, la estabilidad fiscal podría prevenir episodios de devaluaciones abruptas y aceleraciones inflacionarias como las ocurridas en años anteriores.
Argentina enfrenta un escenario desafiante en términos inflacionarios, con una tendencia a la desaceleración, pero con factores de riesgo que podrían frenar este proceso. Las decisiones en materia de política cambiaria, ajuste fiscal y control de tarifas serán cruciales en la evolución de los precios. Mientras tanto, los consumidores y las empresas continúan enfrentando un contexto de incertidumbre, a la espera de una estabilización definitiva en el mediano plazo.