El arte está presente en todo lo que los humanos realizan. Cada parte de la vida de una persona está atravesada por alguna obra. Desde la película que uno ve cuando ni siquiera sabe hablar hasta las canciones que se convierten en la banda sonora de los eventos más hermosos y, también, de los más horribles. Eso se traduce en que los creadores detrás de estas piezas terminan siendo considerados como un ser querido para sus fans. Diego Torres cumple esta regla y, el amor que dos de sus seguidoras sentían por él resultó en un extraño pedido.
El autor de Atlántico a pie decidió abandonar por un tiempo su hogar en Miami para regresar a su tierra natal con el objetivo de dar a conocer su nuevo álbum y promocionar sus shows en Argentina. En medio de la gira promocional, estuvo por Los Mammones (América) y pasó una velada cargada de risas, llantos y muchas anécdotas.
Diego Torres, fiel a su esencia de actor, narró cada historia como si de una obra de teatro se tratara y no perdió oportunidad de abandonar su asiento para actuar los sucesos que así lo requirieran. Entre imitaciones y carcajadas, generó un clima de fiesta en el estudio. Su carrera artística es casi tan larga como su vida y, por ende, su repertorio de recuerdos es más que abundante. Entre la larga lista de relatos, decidió destacar un insólito encuentro que vivió con un par de fans.
El hijo de Lolita Torres se encontraba hace un par de años realizando un tour en Israel, país en donde se presentó en dos ocasiones. La visita incluía su paso por una estación de radio en donde se encontraría cara a cara con un grupo de sus seguidores quienes aprovecharían el increíble momento para poder realizarle preguntas en persona.
Pasado el evento, sucedió algo que Diego jamás se vio venir y que quedó grabado en su memoria por siempre. Una pareja de dos mujeres, ambas apasionadas por su música, le explicaron que estaban buscando sumar un integrante a su familia y le pidieron si él no podía ser el donante de esperma para lograr su objetivo.
La mandíbula de todos los presentes en el piso de América chocó contra el piso ya que ninguno podía creer lo que estaban escuchando. Sorprendido, Jey Mammon quiso saber cuál había sido su reacción y el músico, sin poder dejar de lado su aspecto bromista, dijo haciendo como que miraba el reloj y señalaba a un baño imaginario: “¿No me das un minuto?”. Dejando de lado todos los chistes, aclaró que no aceptó y rápidamente la entrevista continuó por otros rumbos.
