Un ataque terrorista conmocionó este domingo a Australia y al mundo cuando dos hombres armados abrieron fuego contra una multitud reunida en la playa de Bondi Beach, en Sídney, durante una celebración de la festividad judía de Hanukkah. En medio del caos y la violencia, una escena captada en video se volvió símbolo de coraje: un civil logró desarmar a uno de los atacantes mientras continuaban los disparos.
Las imágenes, que se viralizaron rápidamente en redes sociales, muestran al hombre acercándose por detrás a uno de los agresores, que portaba un arma larga y disparaba contra los asistentes al evento. Sin ser advertido, el civil lo inmoviliza por la espalda, logra reducirlo y le quita el arma. Instantes después, toma el control de la situación apuntándole con el mismo fusil con el que, minutos antes, el terrorista había atacado a la multitud.
Según se desprende del video, el civil no parecería tener experiencia en el manejo de armas. Tras desarmar al atacante, levanta una de sus manos en señal de auxilio para alertar a la policía, mientras el agresor —vestido con camisa negra y pantalón blanco— se aleja corriendo del lugar. La secuencia fue destacada por medios locales e internacionales como un acto de valentía excepcional en un contexto extremo.
De acuerdo con el diario australiano The Australian, el segundo atacante se encontraba a escasos metros, atrincherado sobre un puente peatonal ubicado encima de un estacionamiento cercano. Luego de que el primer tirador lograra huir y se reuniera con su cómplice, efectivos de la policía intervinieron con rapidez y lanzaron una serie de proyectiles que provocaron heridas de extrema gravedad en uno de los agresores. Finalmente, uno de los atacantes fue abatido y el otro arrestado en estado crítico.

Testigos del hecho describieron escenas de pánico absoluto. Un hombre identificado como Vlad declaró al mismo medio que se escucharon "más de 50 disparos en apenas cinco minutos". Además, relató que había "decenas de cuerpos" tendidos en la playa y en los alrededores, lo que dificultó inicialmente la confirmación oficial del número exacto de víctimas fatales.
El ataque ocurrió alrededor de las 9.45 de la mañana, hora local, cuando miles de personas se encontraban reunidas en Bondi Beach para participar de los festejos por el inicio de Hanukkah. Según testimonios de asistentes, unas 2000 personas se habían congregado para el evento en uno de los espacios públicos más concurridos de la ciudad costera.
La Policía de Nueva Gales del Sur confirmó a través de su cuenta oficial en la red social X que "dos hombres abrieron fuego contra un lugar público en la playa de Bondi". En un primer balance, las autoridades informaron la muerte de once personas, entre ellas uno de los presuntos tiradores, y señalaron que el segundo agresor se encuentra en estado crítico. Además, se confirmó que al menos once personas resultaron heridas, incluidos dos efectivos policiales.

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, expresó su consternación por lo ocurrido y calificó las imágenes que llegan desde Bondi como "impactantes y profundamente angustiosas". A través de un comunicado, confirmó la existencia de múltiples heridos y anunció la convocatoria urgente de su gabinete de seguridad para analizar la situación.
Aunque las autoridades australianas aún no vincularon oficialmente el ataque con la celebración religiosa, el presidente de Israel, Isaac Herzog, denunció un "vil ataque terrorista contra judíos que encendían las primeras velas de Janucá" y reclamó una respuesta contundente del Gobierno australiano frente a lo que describió como una creciente ola de antisemitismo.
En la misma línea, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, responsabilizó políticamente al Gobierno australiano por el ataque y lo vinculó con su decisión de reconocer al Estado palestino. "Las manos del Gobierno de Australia están manchadas con la sangre de los asesinados", afirmó en declaraciones que generaron fuerte repercusión internacional.