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Los ucranianos que resistían en Mariupol se rinden y ahora enfrentan un destino incierto

Fueron llevados a zonas controladas por Rusia. Kiev busca un intercambio de prisioneros. Pero Moscú no ha dicho nada.

18 Mayo de 2022 11.31

Cientos de soldados ucranianos que habían resistido a las fuerzas rusas desde una planta siderúrgica de Mariupol se enfrentaron el martes a un futuro incierto en manos del Kremlin, después de que el ejército ucraniano les ordenara rendirse.

La directiva de rendición, emitida a última hora del lunes, convirtió a los soldados en prisioneros y puso fin a la batalla más prolongada de la invasión rusa de Ucrania, que lleva casi tres meses.

A pesar de que Rusia ha tenido problemas en otros frentes de batalla, la rendición de Mariupol consolidó uno de sus pocos logros territoriales significativos: la conquista de un puerto del sudeste antes próspero. La rendición también dio a los medios de comunicación estatales rusos los ingredientes para afirmar que su bando está ganando.

Según el ministerio de defensa ruso la planta acerera de Azovstal está controlada totalmente, mientras en Kiev despiden a un militar muerto en combate

Sin embargo, Mariupol ha quedado en gran parte reducida a ruinas. Las autoridades ucranianas afirman que más de 20.000 habitantes han muerto y la ciudad ha pasado a simbolizar los grotescos horrores de la guerra.

A primera hora del martes, muchos de los combatientes que se guarecían en una madriguera de refugios bajo la acería Azovstal, un complejo de la era soviética asediado por los rusos durante semanas, habían salido y se habían rendido. Fueron transportados a territorio controlado por Rusia a bordo de autobuses con la "Z", el emblema ruso de lo que el presidente Vladimir Putin ha denominado la "operación militar especial" de su país en Ucrania.

Las autoridades ucranianas dijeron poco sobre los términos de la rendición, salvo que los combatientes ucranianos eran héroes y que, como prisioneros, pronto serían canjeados por prisioneros rusos en poder de Ucrania.

"Lo único que se puede decir es que el estado ucraniano está haciendo lo posible y lo imposible" para salvar a los soldados, dijo la viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Malyar, en una conferencia de prensa el martes a la tarde.

Pero los funcionarios rusos no dijeron nada sobre un intercambio; al contrario, plantearon la posibilidad de que al menos algunos de los prisioneros fueran tratados como criminales de guerra. 

El Comité de Investigación de Rusia, el equivalente del FBI, dijo el martes que los investigadores interrogarían a los combatientes capturados para "comprobar su participación en crímenes cometidos contra civiles".

Y la fiscalía general pidió a la Corte Suprema de Rusia que declare organización terrorista a la unidad militar a la que pertenece la mayoría de los combatientes capturados, el batallón Azov.

Los medios rusos han aprovechado las relaciones del batallón Azov con movimientos de extrema derecha para dar un tinte de credibilidad a las falsas afirmaciones del Kremlin respecto de que las fuerzas rusas luchaban contra los nazis de Ucrania.

Las amenazas rusas contra los prisioneros suscitaron dudas sobre la viabilidad de las condiciones que Ucrania había negociado con Moscú para la rendición y sobre si los cientos de efectivos que aún permanecen en el interior de la planta siderúrgica acatarían el acuerdo.

La noticia de la orden de rendición de Ucrania a sus propios combatientes, considerados en el país como héroes que no se han doblegado ante las privaciones y la muerte, fue recibida con preocupación en el país, donde la antipatía hacia Rusia no ha hecho más que aumentar desde la guerra.

Soldados ucranianos cargan a un camarada herido, al ser evacuados de la planta de Azovstal por los rusos. Foto: AP 

Soldados ucranianos cargan a un camarada herido, al ser evacuados de la planta de Azovstal por los rusos. Foto: AP

Muchos expresaron su temor de que los últimos defensores de Mariupol pasaran sufrimientos como prisioneros de Rusia, aunque la alternativa más probable era una muerte segura dentro de la acería.

"Estoy esperando noticias y rezando", dijo Natalia Zarytska, que formaba parte de una delegación de esposas y madres de hombres refugiados en Azovstal que habían solicitado la intervención de Turquía, país que mantiene buenas relaciones con Rusia y Ucrania, para garantizar una ruta de evacuación segura para sus seres queridos.

El gobierno ucraniano trató de ensalzar el valor de los combatientes, que se negaron a rendirse hasta que se les dio la orden.

"Los 83 días de defensa de Mariupol pasarán a la historia como las Termópilas del siglo XXI", dijo en Twitter Mykhailo Podolyak, uno de los principales asesores del presidente Volodimir Zelenski, refiriéndose a la batalla del 480 a.C. en la que una fuerza de griegos en inferioridad numérica se enfrentó a un ejército persa mucho mayor.

Dijo que los defensores de Azovstal habían "arruinado" el plan de Rusia para capturar el este de Ucrania y "cambiado completamente el curso de la guerra".

Sin embargo, el destino de los soldados capturados podría crear problemas políticos a Zelenski, cuyo liderazgo durante la guerra ha aumentado su popularidad en Ucrania y los países occidentales amigos.

Putin también podría enfrentarse a una decisión incómoda respecto de la liberación de cualquiera de los cautivos -incluso en un intercambio de prisioneros-, en tanto repetidas veces ha intentado presentar a los miembros del batallón Azov como nazis. La repatriación de los prisioneros podría debilitar ese relato ficticio.

La decisión de Ucrania de detener la defensa armada en la planta parecía poner fin al último vestigio de resistencia que impedía a Rusia controlar totalmente una franja del sudeste de Ucrania que se extiende desde la frontera rusa hasta la península de Crimea, de la que Rusia se apoderó hace ocho años.