La relación entre Venezuela y Estados Unidos atraviesa una nueva escalada de tensión política y militar. El gobierno de Donald Trump advirtió a los ciudadanos norteamericanos que no viajen ni permanezcan en territorio venezolano "bajo ninguna circunstancia", debido a los riesgos de "detención ilegal, tortura, terrorismo, secuestro, delitos violentos y disturbios civiles", según un comunicado de la Embajada de EE.UU. en Caracas.

El alerta se suma al envío de buques de guerra al mar Caribe, cerca de la costa venezolana, en lo que Washington presentó como un operativo contra los cárteles de la droga. Paralelamente, el director de la DEA, Terry Cole, acusó al presidente Nicolás Maduro de colaborar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) colombiano para enviar "cantidades récord de cocaína" hacia carteles mexicanos con destino a Estados Unidos.

Frente a este escenario, Maduro convocó a sus seguidores a reforzar las Fuerzas Armadas y ordenó la incorporación de la Milicia Nacional Bolivariana (MNB) a los llamados Cuadrantes de Paz, estructuras territoriales conformadas por cuerpos policiales y representantes comunitarios. El despliegue alcanza a 5.336 comunidades, con tareas de "patrullaje, vigilancia y acciones de prevención integral", según informó el canal estatal Venezolana de Televisión.

"Vivimos una coyuntura de amenazas y agresión por parte de un imperio que ha enloquecido", declaró el mandatario durante un acto en Caracas. Aseguró que el "pueblo miliciano" defenderá "la paz, la soberanía y la integridad territorial" y destacó la "capacidad de reacción inmediata" de la MNB ante cualquier contingencia.

Maduro también anunció una jornada de alistamiento de las fuerzas milicianas para el próximo fin de semana, en respuesta a la presencia naval estadounidense en aguas caribeñas. El lunes pasado, además, había ordenado el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país, tras conocerse que Washington elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información que permita su captura.