Mientras que para la familia del adolescente secuestrado el móvil fue una “confusión”, los investigadores refuerzan la hipótesis de un “posible ajuste de cuentas”.

La hipótesis nace a raíz de que, horas después de la denuncia por el robo en la familia Pacheco y de que se conociera el secuestro del adolescente, Personal de la División Investigaciones llegó hasta el barrio Montecristo en el sur de la Capital y -en inmediaciones a la plaza de dicho barrio- observó desplazarse a un sujeto mayor de edad conocido en el ámbito delictivo como “Chuky” Bazán, que al percatarse de la presencia policial se mostró nervioso e ingresó a una vivienda. Rápidamente, los efectivos lograron interceptarlo, encontrando en su poder dinero en efectivo, cuya suma ascendía a los 200 mil pesos, una computadora portátil -cuyas características coincidían a la denunciada como robada-, junto al dinero en la casa de la familia Pacheco y un par de zapatillas; elementos que fueron secuestrados y trasladados al igual que el sujeto a la sede policial.

Luego de supo que Bazán sería tío del adolescente secuestrado, por lo que, para los investigadores, los secuestradores del jovencito se habrían comunicado con la madre de este, para que le dijera a su familiar que devolviera los elementos robados, situación que es materia de investigación judicial.