Caso Jurado: identificaron a cuatro víctimas del presunto asesino serial jujeño
Peritajes genéticos identificaron a Miguel Quispe y Juan Ponce entre los rastros hallados en la vivienda de Matías Jurado. Ya son cuatro las víctimas vinculadas al caso, aunque los cuerpos aún no aparecen.

De a poco, las sospechas más inquietantes se confirman en la investigación del denominado asesino serial de Jujuy. Aunque no hay cuerpos hallados, los rastros biológicos encontrados en la vivienda de Matías Jurado permiten reconstruir el destino de varias personas desaparecidas.

Este martes, el fiscal regional Guillermo Beller informó que dos nuevos perfiles genéticos coincidieron con familiares de Miguel Quispe (60) y Juan Ponce (51). Sus rastros habían sido detectados entre las 206 muestras recolectadas en la casa del acusado y cotejados con bancos de ADN.

Quispe había sido visto por última vez en junio, mientras que de Ponce se sabía que circulaba por la misma zona. Ambos se suman a las dos víctimas previamente identificadas: Jorge Omar Anachuri y Sergio Alejandro Sosa.

"Difícilmente se encuentre algún cuerpo, pero las evidencias recolectadas permiten ampliar a cuatro los hechos de homicidios agravados", señaló el fiscal, quien precisó que todavía quedan más de 300 muestras en proceso de análisis.

Un acusado que niega todo

Matías Jurado permanece detenido con prisión preventiva en el penal de Gorriti, bajo estricto aislamiento. No recibe visitas ni de familiares ni de su abogado. En la última audiencia volvió a rechazar las acusaciones: negó haber tenido contacto con las víctimas, ser partícipe de los hechos o haber utilizado su taxi para trasladarlas.

La causa también investiga la desaparición de Juan Carlos González (60) y otro posible vínculo con Sergio Alejandro Sosa (25), además de otros dos casos aún no formalmente incorporados al expediente.

El testimonio clave y el modus operandi

El sobrino de Jurado, que convivía con él y denunció lo ocurrido, permanece bajo resguardo de la Dirección de Niñez y Adolescencia de la provincia. Según su relato y la reconstrucción judicial, Jurado actuaba con un patrón repetido:

Solía captar a las víctimas los viernes en zonas donde se reunían personas en situación de calle.

Les ofrecía changas o bebidas alcohólicas para persuadirlas de ir a su domicilio en el barrio Alto Comedero.

Una vez allí, el adolescente que vivía con él se retiraba y quedaban a solas con Jurado.

Los investigadores creen que el acusado las sometía, luego las descuartizaba y disponía los restos: algunos eran enterrados en el patio, otros quemados o descartados en basurales dentro de bolsas de consorcio.

En la vivienda se secuestraron herramientas como palas, bolsas, carretillas y ollas, que refuerzan la hipótesis del macabro accionar.

Las pericias psicológicas determinaron que Jurado comprende la criminalidad de sus actos, aunque todavía se busca establecer el móvil de los crímenes. "Es el caso más impactante que haya tenido esta provincia", reconoció el fiscal Beller.