Pablo Laurta (39), imputado por el doble femicidio de Luna Giardina y su madre, Mariel Zamudio, volvió a presentarse este jueves en la Fiscalía de Instrucción de Violencia de Género y Familiar de segundo turno en Córdoba. Durante la audiencia, se negó a responder preguntas vinculadas a la causa y solo se refirió a denuncias previas que había realizado ante la Fiscalía de Integridad Sexual de primer turno, así como al pedido de restitución internacional de su hijo.
Según fuentes judiciales, Laurta evitó toda declaración sobre los homicidios que se le imputan y centró su exposición en su situación familiar.
Un operativo de máxima seguridad
Por pedido de su defensa, encabezada por la abogada oficial Alfonsina Muñiz, el acusado fue trasladado de forma presencial y no por videoconferencia, como estaba previsto inicialmente. La Justicia aceptó la solicitud y debió implementar un operativo especial con fuerte custodia desde el establecimiento penitenciario Cruz del Eje.
Laurta fue trasladado desde el Complejo Carcelario N° 2 "Adjutor Andrés Abregú", bajo un dispositivo de extrema seguridad debido a la gravedad de las acusaciones y el alto impacto público del caso.
Tres crímenes y una ruta de violencia
El imputado enfrenta cargos en dos provincias por tres asesinatos. En Córdoba, se lo acusa de matar a su expareja, Luna Giardina, y a la madre de ella, Mariel Zamudio. En Entre Ríos, es investigado como principal sospechoso del homicidio del remisero Martín Palacio, cuyo cuerpo fue desmembrado. Los fiscales creen que Laurta asesinó al chofer para robarle el vehículo y trasladarse luego a Córdoba, donde cometió los femicidios.
Durante sus traslados, Laurta profirió frases provocadoras que evidencian una conducta desafiante. Dijo que actuó "por justicia" y calificó al remisero asesinado como "un mártir", mientras que ante otros tribunales expresó que solo buscaba "rescatar" a su hijo.
La narrativa negacionista que pone en alerta
Luna había huido de Uruguay hacia Argentina en 2023, tras denunciar agresiones y un intento de femicidio. Contaba con un botón antipánico, pero las medidas no fueron suficientes para protegerla. Luego del doble crimen, Laurta secuestró al hijo de ambos y fue detenido en Gualeguaychú mediante un operativo conjunto entre las policías de Córdoba y Entre Ríos.
El caso desató un fuerte debate a nivel nacional -con impacto también en Catamarca- sobre la influencia de ciertos discursos políticos que buscan instalar la idea de una supuesta "industria de falsas denuncias". Organizaciones como Varones Unidos y figuras públicas del oficialismo nacional han cuestionado sistemáticamente la legitimidad de las denuncias por violencia de género, debilitando los mecanismos de protección.
Especialistas advierten que esta narrativa mediática y política no solo niega la violencia machista, sino que favorece su reproducción al desacreditar la palabra de las víctimas y empoderar a los agresores. El asesinato de Luna y Mariel representa, según analistas, el resultado extremo de ese discurso.
Desarticular la doctrina de las falsas denuncias -coinciden voces judiciales y feministas- es una tarea urgente para evitar que nuevas víctimas sean silenciadas por una "batalla cultural" que habilita la impunidad.